Siempre hay luz

—Telmo, ¿qué haces aquí afuera? —le preguntó su abuelo. El niño estaba sentado con las piernas cruzadas en el balcón del apartamento de sus abuelos. Las bocinas de los automóviles y el ruido de los autobuses de la ciudad inundaban el aire nocturno.

Telmo apretó sus rodillas contra su pecho.

—Trato de no pensar en la escuela —contestó con la mirada baja.

—Oh, hijo, sé que ha sido difícil —el abuelo puso sus manos en los hombros de su nieto y se sentó con él—. ¡Hey, mira eso! —el anciano apuntó algo—. Telmo, ¿qué ves ahí?

—El letrero del pollo frito de Don Pancho? —el anuncio en neón al otro lado de la calle le daba un tono rojizo a la cara del niño.

Su abuelo rio.

—Bueno, sí, eso también es bueno. Muy bueno. Pero mira un poco más arriba —el anciano apuntó arriba en el oscuro cielo.

Telmo estiró su cuello y sonrió a medias cuando vio la luna, y luego volvió a bajar la mirada.

—¿La viste, hijo?

—Sí —Telmo jugueteaba con los cordones desatados de sus zapatos, enrollándolos en su dedo. Ese día, unos niños de la escuela se habían burlado de él por usar esos zapatos. Entre su lucha con las matemáticas y ahora las burlas de los otros chicos, ni siquiera quería pensar en la escuela. Pero, al mismo tiempo, solo podía pensar en la escuela. Estaba preocupado por lo que pasaría mañana y pasado mañana.

Telmo volvió a levantar la mirada. La luna se veía tan grande y radiante, que ni siquiera las luces de la ciudad o el letrero del pollo frito de Don Pancho podía apagar su brillo. La luz de la luna iluminó su rostro.

—Hijo, ¿quién creó la luna?

—Dios.

Telmo sonrió.

—Correcto, y esa luna siempre está ahí, aunque haya nubes o enceguecedores letreros de pollo frito, que hacen que sea más difícil verla —el abuelo levantó la mirada para ver la luna—. Así como esa luna, Dios también está ahí siempre. Aunque sea difícil verlo con las cosas que a veces enfrentas en la escuela, Jesús siempre está ahí contigo, como una luz que nunca se apaga. Él te salvó de la oscuridad del pecado y promete que estará contigo en medio de todas las situaciones difíciles.

Telmo sonrió, sin dejar de mirar la luna.

—Entonces, ¿Dios es como una luz? —el abuelo asintió—. ¿Una luz tan brillante como el letrero del pollo frito de Don Pancho? —preguntó el niño.

El abuelo guiñó el ojo.

—Mucho más brillante.

AMANDA GOTT

DIOS SIEMPRE ESTÁ AHÍ CONTIGO

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 27:1

EL SEÑOR ES MI LUZ Y MI SALVACIÓN; ¿A QUIÉN TEMERÉ? EL SEÑOR ES LA FORTALEZA DE MI VIDA; ¿DE QUIÉN TENDRÉ TEMOR?

¿Has tenido que afrontar alguna situación difícil en la escuela o en tu hogar? Quizá las matemáticas o la lectura o las tareas sean difíciles a veces. Tal vez tus compañeros de clase o tus hermanos te hayan dicho algo hiriente. Cualesquiera que sean tus circunstancias, Dios está contigo, como una luz que nunca se apaga. Jesús promete que siempre estará con quienes confían en Él en medio de todos los problemas de la vida. Aunque sea difícil verlo, Él está ahí, así como la luna brillante en el cielo.

Clave de Hoy
0 replies

Leave a Reply

Want to join the discussion?
Feel free to contribute!

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *