Sal o pimienta
Cuando papá lo recogió después de la escuela, Lorenzo lanzó su mochila en el asiento del automóvil. “No puedo creer lo que sucedió hoy”, indicó. “Me metí en problemas por algo que no hice”.
“¿Cómo ocurrió?”, preguntó su padre.
“Pablo comenzó una discusión”, contestó Lorenzo, “y me empujó contra mi casillero. ¡Estaba tan enojado! Así que también lo empujé. Nos estábamos gritando cuando nuestro maestro pasó por ahí y luego no nos dejó jugar en la clase de educación física. No fue mi culpa… Pablo empezó”.
“Ya veo”, comentó el padre. “Bueno, tu maestro debe haber llegado a la conclusión de que ambos eran culpables, porque los dos estaban peleando”.
“Pero, papá, el señor Barahona ni siquiera…” Mientras Lorenzo hablaba, un automóvil salió de un garaje, directo al carril en el que estaban. “¡Papá! ¡Cuidado!”
El padre pisó los frenos. “Gracias por protegernos, Señor”, susurró en voz baja. “Y gracias, hijo, por advertirme tan rápidamente”.
“¡Ese hombre casi nos choca!”, exclamó Lorenzo. “¡Tócale la bocina!” Papá no respondió, así que, cuando cambiaron de carril para rebasar al otro automóvil, Lorenzo gritó: “¡Oye, sarnoso! ¡Casi nos chocas!”
“Cálmate, hijo”, pidió su padre. “Debes aprender a controlar tu carácter”.
Esa noche, durante la cena, Lorenzo y su papá conversaron un poco más del tema. “Todavía creo que deberías haberle tocado la bocina, papá”. El niño se estiró para tomar el salero y comenzó a sazonar sus papas. “¡Oh no! ¡Esto es pimienta, no sal!”
“Hay una gran diferencia entre ambas, ¿verdad? Eso me recuerda que Jesús dijo que los cristianos son la sal de este mundo, no la pimienta”, comentó su padre.
“¿A qué te pareces cuando te enojas y gritas a los conductores, o cuando empujas a otros niños?”
“Eh… supongo que a la pimienta”, admitió Lorenzo.
“Muchos accidentes suceden a causa del enojo de conductor y muchas amistades se dañan por ser irascibles”, explicó papá. “Esa no es la manera en que mostramos a los demás el amor de Dios. Él no es irascible con nosotros cuando pecamos. Él es paciente y bondadoso con nosotros, y así deberíamos tratar a otros, aun cuando hagan algo que nos haga enojar. En lugar de atacar, busquemos a Dios para que Él nos ayude a guardar la calma para resolver pacíficamente los problemas”. — JANICE M. JONES
CONTROLA TU CARÁCTER
VERSÍCULO CLAVE: ECLESIASTÉS 7:9
NO TE APRESURES EN TU ESPÍRITU A ENOJARTE, PORQUE EL ENOJO SE ANIDA EN EL SENO DE LOS NECIOS.
¿Eres de los que se enciende fácilmente como fósforo cuando se enojan? ¿Gritas a las personas o les insultas? Está bien que sientas enojo, pero es importante que controles tus acciones cuando te sientas así. Debido a que Jesús tomó el castigo por nuestros pecados, Dios es lento para la ira y nos muestra Su bondad y perdón cuando hacemos cosas malas. Confía en que Él te ayudará a controlar tu enojo y amostrar Su amor a los demás.
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