Rescate del agua

Jair entró corriendo en el garaje, donde su hermano mayor trabajaba en su automóvil.

—¡Cosme! ¡Ven rápido! ¡Hugo se cayó en la piscina de la señora Solares y ella no lo puede sacar!

Cosme agarró una escoba de la esquina y salió disparado del garaje para ayudar al hijo pequeño de sus vecinos. Jair corrió detrás de su hermano y vio cómo este saltó en la piscina y nadó hasta donde Hugo daba manotazos en el agua. Cosme logró que Hugo se aferrara a la escoba y lo haló hacia el otro lado de la piscina, donde Jair y la señora Solares lo levantaron.

Esa noche, Jair no podía dejar de pensar en el valiente rescate de Cosme.

—Debería enseñarte algunas técnicas para salvar vidas antes de regresar a la universidad —comentó Cosme—. Hay muchas personas que creen que pueden simplemente saltar al agua y nadar hacia donde está ahogándose la persona, pero eso es lo peor que uno puede hacer. La persona solo te va a hundir. Primero deberías ver si hay la manera de halarla sin meterte tú en el agua. Si debes saltar, asegúrate de tener algo a lo que esa persona pueda aferrarse.

—¡Como la escoba! —exclamó Jair—. Me pregunto si alguno de los vecinos se rio al verte correr a toda velocidad por la calle con una escoba en la mano.

—Pueden reírse todo lo que quieran —opinó Cosme—. Agarré lo primero que vi que podía ayudarme a salvar a Hugo.

—¿Sabes? —dijo Jair—. Esto me recuerda al sermón del pastor Leandro la semana pasada. Él habló sobre cómo la gente se burló de Jesús cuando murió en la cruz, pero Jesús sabía que morir por nuestros pecados era la única manera en que podíamos ser salvos. Es como que nos estábamos ahogando en el pecado y Jesús saltó al agua para rescatarnos —suspiró el niño—. A veces tengo miedo de que mis amigos se rían si les hablo acerca de Jesús. Pero no te importó lo que la gente pudiera pensar cuando tomaste esa escoba para rescatar a Hugo, y Jesús vino a salvarnos a pesar de que eso significaba que se burlarían de Él mientras sufría y moría.

Cosme sonrió.

—Eso es algo con lo que también lucho a veces… tengo miedo de que mis amigos en la universidad se rían si les hablo de mi fe. Quizá debería tener esa escoba en mi habitación del internado para recordar cómo todos nosotros necesitamos que Jesús nos rescate.

VICKI L. REINHARDT

CUÉNTALES A OTROS ACERCA DE JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 9:16

¡AY DE MÍ SI NO PREDICO EL EVANGELIO!

¿Tienes miedo de que la gente se ría de ti si descubren que eres cristiano? ¿Piensas que tus amigos podrían burlarse de ti si tratas de hablarles de Jesús? Eso podría suceder, pero recuerda lo que Jesús tuvo que pasar para salvarnos: fue ridiculizado públicamente y después clavado en una cruz por nuestros pecados. Todos necesitamos que Él nos rescate, y quienes no Lo conocen necesitan oír sobre Jesús. Confía en que Él te dará la valentía para compartir tu fe con los demás.

Clave de Hoy
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