Regalos apestosos

Después de jugar un rato en el sótano, la pequeña Penélope subió y entró en la sala con los brazos cargados de paquetes.  “¡Miren!”, gritó.  “¡Hice regalos!”  La niña entregó uno a cada miembro de su familia.

Benito arrugó su nariz.  “¡Algo huele feo!”  El muchacho olfateó el regalo que tenía en su mano.  “Creo es esto… sea lo que sea”, aseguró sosteniendo en alto un objeto un poco húmedo, hecho con periódicos viejos.

“¿No lo ves?  ¡Es un avión!”, anunció Penélope.  “Hoy aprendimos a doblarlos en el preescolar.  También hice uno para Ana.  Y, miren, doblé sombreros para mamá y papá.  ¡También aprendimos a hacerlos en el preescolar!”

“Muchas gracias”, expresó mamá con una sonrisa leve.  “Eres muy dulce, pero… Penélope, ¿de dónde sacaste los periódicos para esto?”

“Del sótano”, contestó Penélope.  “Había una montaña de periódicos junto a la ventana”.  La niña miró ansiosamente a su madre.  “¿Está bien?”

“Me fijé que había humedad junto a esa ventana y había querido deshacerse de esos viejos periódicos”, comentó su padre.  “Están mojados.  Esa debe ser la razón por la que huelen tan mal”.

“¿No les gusta mis regalos?”, preguntó Penélope.

La madre trató de aliviar el corazón herido de la pequeña.  “¡Fue una idea muy linda!  Ven, busquemos papel de construcción para que puedas hacer nuevos regalos”.

Después que mamá y Penélope salieron de la habitación, Benito y Ana recogieron rápidamente los “regalos” apestosos para sacarlos a la basura.  “Penélope tenía en verdad buenas intenciones, y temo que quedó sorprendida y decepcionada cuando no nos deleitamos con sus regalos”, afirmó papá con un suspiro.  “Ella creía que eran tan lindos, pero nosotros los veíamos solamente como basura apestosa”.  El padre sonrió a sus dos hijos.  “Es como nuestras buenas acciones”.

“¿Buenas acciones?”, repitió Benito.

“Un versículo en Isaías dice que las buenas acciones que la gente hace para ganar su salvación son como trapos sucios”, explicó papá.  “Algunos creen que pueden agradar a Dios haciendo su mejor esfuerzo, pero todas nuestras buenas obras son como esos regalos apestosos que nos trajo Penélope.  Solo Jesús puede quitar la suciedad y el mal olor de nuestras vidas.  Debemos confiar en Él para que nos salve y nos haga limpios del pecado”.  —  SHERRY L. KUYT

LAS BUENAS OBRAS NO PUEDEN SALVARTE

VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 64:6 (NTV)

ESTAMOS TODOS INFECTADOS POR EL PECADO Y SOMOS IMPUROS. CUANDO MOSTRAMOS NUESTROS ACTOS DE JUSTICIA, NO SON MÁS QUE TRAPOS SUCIOS.

¿Crees que Dios le agradarán las buenas acciones que trates de hacer y te dejará entrar en el cielo?  Dios no aceptará tus buenas obras como pago por la salvación.  Tus obras se ven y huelen como trapos sucios para Él.  Necesitas confiar en Jesús como tu Salvador para tener la salvación y vida eterna.  Él quitará tus pecados y te dará un corazón limpio.  (Haz clic aquí para que leas sobre las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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