Redireccionando

«Redireccionando… redireccionando…».

Luis oyó al GPS de su padre que hablaba con la voz de una mujer.

—¿Qué significa «redireccionar»? —preguntó.

—Significa cambiar de dirección. Debemos pasar por el supermercado de camino a la fiesta de tu tía Cintia, así que me fui por un camino diferente que el que recomendaba mi GPS. Ahora el GPS está redireccionándome, tratando de buscar una nueva ruta para ir a la fiesta.

—¿Eso es malo? Esa mujer se oye enojada.

Papá rio.

—Ella no se enoja, hijo. Es una máquina. Pero, para responder tu pregunta, redireccionar no es algo malo, necesariamente. De seguro en este caso no era algo malo. ¡No podemos tener una fiesta sin helado!

—¡Compremos de menta con chispas de chocolate! —gritó el hermano menor de Luis, Armando.

—Buena idea —un minuto más tarde, su padre habló otra vez—. ¿Recuerdan el último verano, cuando los dos jugaron a la pelota en la casa?

Luis no estaba seguro de que quería recordar. Los dos hermanos asintieron, pero no les hacía falta hablar.

Papá continuó:

—Dios nos dice que debemos obedecer a nuestros padres, y ustedes dos normalmente sí obedecen. Pero ese día, tú y Armando se salieron de los límites e hicieron lo que les dijimos que no hicieran.

—Gran error —admitió Luis—. Nos tomó seis meses de ahorrar nuestras mesadas para tener lo suficiente para comprar una nueva lámpara. Lo peor de todo fue que mamá lloró porque la lámpara que rompimos era de su abuela.

—Cuando decidimos ir en una dirección diferente que la que Dios nos ordena, a menudo no termina bien. En lugar de confiar en Dios para que nos ayude a obedecerle y demostrar Su amor a los demás, seguimos nuestros propios deseos egoístas, y la gente resulta herida —papá se estacionó frente al supermercado y se volteó para mirar a los niños—. Creo que el Espíritu Santo hizo un redireccionamiento para ambos. Una vez que tomaron la curva equivocada, el Espíritu Santo los guio de regreso en la dirección correcta al demostrarles cómo su desobediencia fue dolorosa, y al moverlos para admitir que se portaron mal y pedir perdón.

Luis suspiró.

—Hubiera sido mucho más fácil hacer lo correcto desde el inicio —el niño sonrió—. ¡Pero ten por seguro que no volveremos a lanzar pelotas dentro de la casa!

—¡Nunca más!

—Muy bien —expresó papá—. Ahora vayamos a comprar ese helado de menta con chispas de chocolate, ¡y volvamos a la ruta!

BONNIE CARR

DEJA QUE EL ESPÍRITU SANTO TE GUÍE

VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 30:21

TUS OÍDOS OIRÁN DETRÁS DE TI ESTAS PALABRAS: «ESTE ES EL CAMINO, ANDEN EN ÉL», YA SEA QUE VAYAN A LA DERECHA O A LA IZQUIERDA».

¿Alguna vez hiciste algo que sabías que estaba mal? Todos lo hemos hecho. Pero, cuando confiamos en Jesús como nuestro Salvador, Él nos da el Espíritu Santo para que sea nuestro GPS. El Espíritu Santo nos llena con el amor de Jesús y nos guía para amar a otros. Cuando no seguimos las instrucciones del Espíritu Santo y, en lugar de eso, hacemos cosas malas e hirientes, el Espíritu Santo nos ayudará a redireccionarnos para que vayamos por el camino correcto.

Clave de Hoy
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