Rasgos de familia
Lucía caminó hacia Fátima en el parque. “Tú eres cristiana, ¿verdad?”
Fátima miró a su nueva compañera, sorprendida. “Sí”, respondió, deteniendo abruptamente su columpio. “¿Cómo sabías?”
“He visto gente como tú”, contestó Lucía. “Tú no te burlas de Melina como los otros niños ni le gritas a Elena cuando te fastidia”.
Fátima se mordió el labio y se encogió de hombros. No estaba segura de cómo responder.
Esa noche, mientras hacía compras con su madre en el supermercado, Fátima le contó sobre Lucía. “No le había dicho ni una palabra de que soy cristiana, de que voy a la iglesia, ¡ni nada!”, exclamó. “¿Cómo supo que soy cristiana?”
Antes de que mamá pudiera responder, una mujer que estaba parada detrás de una mesita preguntó: “¿Desearían probar una muestra de queso?”
La madre empujó el carrito de las compras hacia la mesa. “Buena idea”.
La mujer le entregó primero la muestra a mamá. Después, mientras le pasaba un queso a Fátima, la dama comentó: “¡Es increíble cuánto te pareces a tu mamá!”
Cuando se alejaron, la madre miró a su hija con una sonrisa. “Esa es una buena respuesta para tu pregunta sobre Lucía. Se trata de los rasgos familiares. Tú tienes mi cabello rizado y pelirrojo, ojos cafés y contextura delgada. Es fácil ver que eres mi hija porque compartimos estos rasgos familiares. Ser parte de la familia de Dios es semejante. El Espíritu Santo desarrolla características en nosotros que reflejan los rasgos de Jesús, rasgos como amor, paciencia y bondad. Así es como las personas pueden darse cuenta de que somos cristianos”.
“Creo que ya entiendo, mami”, aseguró Fátima. “pero a veces no actuamos como cristianos”.
“Es verdad”, contestó mamá. “tratar mal a otros puede hacer que sea más difícil que otros vean que pertenecemos a la familia de Dios, así como sería difícil para otras personas ver que eres parte de nuestra familia si te pintaras el cabello de negro y usaras lentes de contacto verdes. Cuando nuestras acciones impiden que nos veamos como Jesús, debemos confesarle a Él nuestro pecado y confiar en que Él nos ayudará a ser mejores”.
Fátima asintió, pensativa. “Mañana le diré a Lucía que ser amable con otros es un rasgo que Dios me dio para hacerme ver más como Jesús. ¡A lo mejor ella también quiera pertenecer a la familia de Dios!” – SUSANNAH DORFSMITH
LOS CRISTIANOS COMPARTEN RASGOS CON JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: JUAN 13:35
EN ESTO CONOCERÁN TODOS QUE SON MIS DISCÍPULOS, SI SE TIENEN AMOR LOS UNOS A LOS OTROS.
¿Compartes rasgos con otros miembros de tu familia? A lo mejor eres de estatura alta como tu abuelo, o tu color de piel sea oscuro, como tu mamá, o de contextura fornida, como tu papá. ¿Y qué dices de los rasgos de la familia de Dios? Si eres cristiano, el Espíritu Santo está obrando en tu vida para darte características como la bondad, la paciencia y el autocontrol para que te veas más como Jesús. Entonces otros notarán el parecido y se darán cuenta de que perteneces a la familia de Dios.
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