Proyecto de construcción
“Milo, escúchame mientras te digo este versículo”, dijo Joel mientras ayudaba a su hermanito a memorizar un texto bíblico para la escuela dominical. El niño recitó lentamente cada palabra. “A ver, veamos si puedes repetirlo”.
Milo trató de repetir el versículo, pero tropezó con las palabras que no conocía. Joel trató de ayudarle, pero finalmente se dio por vencido. “Eres un caso perdido”, expresó. “Ve a practicar tú solo. Tengo que terminar mis tareas”.
Milo se sintió desolado. “Voy a mejorar”, aseguró.
Joel le puso mala cara. “Sí, claro”.
Cuando Milo se levantó de la mesa, Joel vio a su madre, de pie en la puerta. La señora sonrió a Milo. “Ve a estudiar tu versículo en tu habitación y en unos cinco minutos voy a ayudarte”.
Después de que Milo salió, la madre se dirigió a Joel. “Estoy decepcionada por tu actitud hacia tu hermano. A él le cuesta aprender las cosas; lo que necesita es ayuda y palabras de aliento”.
“Ya, perdón”, gruñó Joel, abriendo su libro de matemáticas.
Un poco más tarde, el papá de Joel puso su tableta en la mesa y les mostró algunas fotografías. “Tomamos estas fotos antes, durante y después de la construcción del Hotel Heraldo”, indicó. “Necesito elegir imágenes para usar en mi artículo sobre el proyecto”.
Joel señaló una fotografía. “Esta me gusta. Es una buena toma del antes. Se puede ver todo el edificio antiguo y la grúa”. El niño miró las fechas en los nombres de los archivos de las imágenes. “¡Guau! Derribaron el edificio antiguo en tan solo una semana. ¿No les tomó más de un año construir el nuevo?”
“Sí, así es”, respondió el padre. “Lamentablemente, es mucho más fácil derribar que construir… en la mayoría de las áreas de la vida, no solo en la construcción de edificios”.
Su madre asintió. “Por ejemplo, con frecuencia es más fácil criticar a las personas por lo que hacen mal que halagarlas y animarlas. Pero ninguno de nosotros es perfecto, ¿verdad?” Mamá miró a Joel. “Pero Jesús nos ama y nos acepta de todas maneras. Esa es la razón por la que debemos edificarnos unos a otros y a tratar a los demás como Jesús lo haría”.
Joel suspiró, recordando lo impaciente que había sido con su hermanito. “Tengo que ir a buscar a Milo”, susurró, “para ayudarle a aprender un versículo”.– ROSE R. ZEDIKER
UTILIZA PALABRAS DE ÁNIMO
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 3:13 (PDT)
ANÍMENSE UNOS A OTROS TODOS LOS DÍAS.
¿Tus palabras y tu actitud animan a los demás? Si alguien está luchando con alguien que no es un problema para ti, ¿le ayudas? Si alguien hace algo bien, ¿se lo dices? Pídele a Jesús que te ayude a ser alguien que edifica. Usa tus palabras y actitud para mostrarles a otros el amor de Dios al edificarlos en lugar de derribarlos.
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