Practica la paciencia

 “¡Pum!”

“¡Mamá!  ¡Galo derribó mi torre otra vez!”, se quejó Ernesto mientras su mamá entraba en la sala.

Galo caminó balanceándose hacia donde estaba su mamá, chipándose los dedos, y la madre lo tomó en sus brazos.  “Lo siento, Ernesto.  Sé que estás frustrado, pero tu hermano todavía es un bebé.  No sabe el esfuerzo que haces cuando armas esa torre.  Solo sabe lo divertido que es derribarla”.

“¿Cuándo va a aprender?”, preguntó Ernesto, frunciendo el ceño.  “¡Parece que va a ser un bebé para siempre!”

Mamá sonrió y despeinó los rizos de Ernesto.  “Creo que recuerdo que a ti también te encantaba derribar torres cuando eras un bebé”.

Ernesto ahogó un grito.  “¡No puede ser!”

La madre sacó su teléfono y le mostró un vídeo.  Ernesto se vio a sí mismo cuando era bebé, derribando la torre de su primo Marcelo con una enorme sonrisa.  El pequeño gritaba de gusto mientras su primo aplaudía y gritaba: “¡Bien hecho, Ernesto!”  El video terminaba con una imagen de Marcelo mostrándole cuidadosamente y con paciencia cómo apilar los bloques.

“¿Cómo pudo Marcelo ser tan paciente conmigo cuando yo era bebé?”, preguntó Ernesto. 

Mamá mecía a Galo de un lado al otro mientras los párpados del bebé comenzaban a cerrarse.  “Bueno, estoy segura de que no siempre fue paciente, así como yo no siempre soy paciente ustedes.  Pero desde que ponemos nuestra confianza en Jesús, tenemos Su Espíritu Santo que nos recuerda que debemos hacer y decir cosas que muestran a otros que Él está en nuestros corazones, cosas como el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz…”

“¡Paciencia!”, interrumpió Ernesto, emocionado.  “Entonces, puesto que confío en Jesús, ¿esto significa que Él puede ayudarme a ser paciente?”

“¡Claro que sí!”  Mamá se inclinó cuidadosamente para poner a Galo en su cuna.  Los ojos del bebé se abrieron y comenzó a llorar.  Mamá suspiró mientras cargaba nuevamente a Galo y empezó a mecerlo otra vez.

Ernesto sonrió y le dio palmaditas a su madre en el brazo.  “Supongo que a veces es difícil cuidar de dos niños.  Gracias por practicar la paciencia, mamá”.

La madre abrazó a su hijo.  “¡Y gracias, Jesús, porque siempre eres paciente con nosotros!”  SAVANNAH COLEMAN

DIOS NOS AYUDA A PRACTICAR LA PACIENCIA

VERSÍCULO CLAVE: GÁLATAS 5:22-23

EL FRUTO DEL ESPÍRITU ES AMOR, GOZO, PAZ, PACIENCIA, BENIGNIDAD, BONDAD, FIDELIDAD, MANSEDUMBRE, DOMINIO PROPIO.

¿Te cuesta ser paciente con miembros de tu familia o con amigos?  Si confías en Jesús, Él te ha dado Su Espíritu para enseñarte Sus caminos y ayudarte a recordar Sus palabras.  No tenemos que luchar solos para ser pacientes.  A través de Su Espíritu, Dios nos ayudará a practicar la paciencia para que podamos mostrar Su amor a otros.

Clave de Hoy
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