No te atragantes
Lucas estaba evidentemente apurado mientras comía. Se metía bocados grandes y tomaba su leche para tragar rápidamente grandes cantidades de comida. Terminó de comer mucho antes que el resto de su familia. “¿Me puedo levantar?”, preguntó. “Jaime me invitó a su casa para ver una película. ¿Puedo ir?”
“Puedes ir”, contestó su padre, “pero no todavía”.
Lucas se relajó un poco cuando su mamá repartió su postre favorito, tarta de manzana, pero para su decepción, el pedazo de tarta desapareció del plato con tres grandes bocados. “¿Ahora sí puedo ir?”, preguntó.
“Tendrás todo el tiempo del mundo para ver tu película después del devocional familiar”, señaló papá.
“¡Estoy llena!”, declaró la hermanita menor de Lucas, Keyla. “¡Todo estaba tan rico!”
Su padre sonrió y le entregó su teléfono a Lucas. “¿Por qué no lees tú esta noche, hijo? Lee el Salmo 119, versículos del 9 al 16”.
“Está bien”. Lucas encontró el pasaje y leyó los versículos lo más rápido que pudo. Sus palabras se amontonaban unas con otras, lo que las hacía difíciles de entender.
Cuando Lucas terminó de leer, su padre lo miró, pensativo. “Lucas, ¿disfrutaste tu cena de hoy?”
Lucas se encogió de hombros. “Sí, claro”.
“¿Y tú, Keyla?”, preguntó el padre.
Keyla resplandeció. “¡Estuvo deliciosa! El pollo estaba tan crujiente, las papas estaban tan cremosas, ¡y me encanta el maíz! ¡Y la tarta de manzana!” La niña sonrió y se frotó el estómago.
Papá rio. “Entendemos la idea. Creo que tú disfrutaste la cena más que Lucas. ¿Por qué crees que es así?”
“Me tomé mi tiempo para comer, ¡pero Lucas solo se atragantó con la comida!”
Su padre asintió. “Debemos tomarnos el tiempo para masticar nuestra comida para realmente disfrutarla, y lo mismo pasa con la Palabra de Dios. Para aprovechar la Biblia al máximo, debemos tomar tiempo para leerla. Tenemos que meditar en ella, pensar en lo que Dios dice y cómo debemos responder. Lucas, léenos nuevamente el pasaje. Esta vez, mastiquémoslo bien y tomemos el tiempo para pensar en lo que dice, en lugar de atragantarnos con las palabras, ¿bueno?”
Lucas hizo un gesto afirmativo y comenzó a leer en voz alta, lenta y cuidadosamente. – HAZEL MARETT
MEDITA EN LA PALABRA DE DIOS
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 119:15
MEDITARÉ EN TUS PRECEPTOS, Y CONSIDERARÉ TUS CAMINOS.
¿Lees cuidadosamente la Palabra de Dios o la ojeas al apuro cada día? La lectura bíblica sugerida es la parte más importante de los devocionales de Llaves del Cielo porque la Biblia nos enseña acerca de Jesús. Lee los versículos con cuidado. Trata de leer ambos antes y después de la historia. Medita en ellos, pensando en sus palabras mientras lees y guardándolos en tu mente mientras continúas con tu día.
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