Perfectamente apropiada

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—Quisiera ser buena para los deportes —se quejó Reyna—. Estaba jugando kickball con los vecinos y no logré patear la pelota… ¡dos veces! No tengo coordinación. Creo que Dios se equivocó cuando me creó.

Su madre se sentó a su lado en el columpio del porche.

—Hijita, Dios nunca comete errores, y sabes que tu valor no se basa en cuán bien puedes patear una pelota, sino que se basa en que Dios te creó a Su imagen y en que Jesús murió para perdonar tus pecados y hacerte una hija de Dios. Pero sé que puede ser frustrante cuando sentimos que no somos tan inteligentes, atractivas o atléticas como nuestros amigos.

Reyna suspiró.

—No tengo que ser buena para todo. Solo quiero tener un poquito de talento atlética, por ejemplo, quisiera hacer rebotar una pelota de baloncesto sin que me caiga en el pie.

—Pero eres buena en muchas otras cosas —afirmó mamá—. Realmente tienes el don de entender conceptos científicos. Puedes explicar los sistemas del cuerpo humano con muchos detalles y precisión. ¡No conozco a muchas niñas de diez años que puedan dibujar de memoria un diagrama del corazón!

—¡Es que me gusta aprender de esas cosas, mamá! —exclamó Reyna—. Pero a ninguna de mis amigas les importa eso, de todos modos.

—No todavía —aseguró su madre—. Estoy leyendo un libro sobre Gladys Aylward, una misionera inglesa que sirvió en la China, en las décadas de 1930 y 1940. Cuando era una adolescente y trabajaba como sirvienta, se preguntaba por qué era tan bajita, medía menos de 1.50 metros, y tenía cabello y ojos oscuros, cuando parecía que todos a su alrededor eran más altos, con cabello rubio y ojos azules. Sin embargo, cuando Dios llamó a Gladys a ser misionera en China, muchos años después, ella se dio cuenta de que su apariencia le ayudó a encajar con las personas a las que iba a ministrar. Dios la había creado perfectamente adecuada para extender las Buenas Nuevas al pueblo chino de esa época. Recuerda, hija, que Dios te hizo perfectamente adecuada para el plan que tenga para tu vida.

—Guau, esa es una historia genial, mamá —comentó Reyna—. Entonces, en lugar de tener el deseo de ser diferente, tal vez debería comenzar a buscar las maneras en que Dios puede usarme, tal como soy.

Mamá sonrió.

—¡Exactamente!

KENDRA ANGLE

ERES HECHURA DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 2:10 (NVI)

PORQUE SOMOS HECHURA DE DIOS, CREADOS EN CRISTO JESÚS PARA BUENAS OBRAS, LAS CUALES DIOS DISPUSO DE ANTEMANO A FIN DE QUE LAS PONGAMOS EN PRÁCTICA.

¿Quisieras ser más alto o mejor en los deportes o más inteligente en la escuela? Dios te creó y te ama tal como eres, y te ha creado exactamente con las destrezas y talentos que necesitas para los planes que tiene para ti. ¡Busca las cosas para las que sí eres bueno y verás cómo Dios usará tu vida para Sus propósitos!

Clave de Hoy
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