La negación de un amigo

—Mariela hundió su cara en la almohada. Oyó pasos que se acercaban a su habitación y luego la voz de su madre.

—Hijita, ¿qué pasó?

—Alexa —Mariela no se movió—. Estaba esperándola junto al autobús y me pasó de largo.

—¿En serio? —mamá frunció el ceño—. ¿Ustedes pelearon?

—No —sollozó Mariela—. Es por esa niña nueva, Salma. Alexa se sentó con ella, en vez de sentarse conmigo.

—Ya veo —indicó su madre, sentándose en la cama.

—Actuó como si no me conociera —le contó Mariela—. Solo me pasó de largo sin mirarme ni nada —la niña empezó a llorar—. Me duele tanto. Nadie sabe cómo me siento.

—Lo siento, hija —expresó mamá—. Quisiera poder llevarme tu dolor. Las amigas en verdad pueden herirnos mucho.

Mariela lloró mientras su madre acariciaba su espalda.

—Si tan solo me hubiera mirado y me hubiera dicho algo, todo estaría bien. Pudo haberme dicho que iba a sentarse con Salma.

Mamá asintió.

—Dijiste que nadie entiende cómo te sientes, pero esto me recuerda un poco de algo que está en la Biblia.

Mariela abrió los ojos, sorprendida.

—¿En serio?

La madre dio a su hija palmaditas en la espalda.

—¿Recuerdas cuando Jesús fue arrestado, cómo Pedro lo había seguido, pero luego negó que lo conociera cuando le preguntaron si era discípulo de Jesús? El Señor estaba viviendo la experiencia más difícil de su vida, y Pedro dijo a la gente que no Lo conocía. En lugar de estar ahí por Jesús, Pedro miró para el otro lado y fingió que nunca habían sido amigos.

—¿Por qué las personas les hacen eso a sus amigos? —preguntó Mariela.

—En el caso de Pedro, probablemente tenía miedo —explicó mamá—. Con Alexa, quizá ella quería sentarse con una persona diferente y no sabía cómo decírtelo. Puede que sí o puede que no se haga amiga de Salma, pero hoy quizá solo quería intentarlo —la madre besó la frente de su hija—. No estoy segura de por qué los amigos eligen herirnos, pero sí sé que no estás sola en lo que sientes. Jesús entiende tu dolor. Él sabe lo que es que un amigo lo ignore y finja que nunca fueron amigos. Pero Jesús nunca te abandonará de esa manera. Cada vez que te sientas sola, recuerda que Él está contigo, a tu lado.

EMILY ACKER

JESÚS ENTIENDE EL DOLOR QUE SIENTES

VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 13:5

ÉL [DIOS] MISMO HA DICHO: «NUNCA TE DEJARÉ NI TE DESAMPARARÉ».

¿Alguna vez te han herido de una manera que te hizo sentir que estabas completamente solo y que nadie podía entender lo que estabas viviendo? ¿Tal vez alguno de tus amigos te dio la espalda? Jesús sabe cómo te sientes. Él tuvo amigos que le dieron la espalda y lo abandonaron, y sabe cuánto duele. Cuando te sientas triste y solo, recuerda que Jesús está contigo y jamás te abandonará.

Clave de Hoy
0 replies

Leave a Reply

Want to join the discussion?
Feel free to contribute!

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *