Parachoques contra el enojo

Gritos y palabras groseras eran lanzadas de un lado a otro entre Celina y su hermano cuando alguien tocó el timbre de la puerta.  Cuando la niña fue a abrir, Reinaldo salió pisoteando hacia su cuarto.

“Oh, buenas tardes, señora Pérez”, saludó Celina cuando abrió la puerta y encontró ahí a su vecina.  “Pase”.  La niña se dio cuenta de que probablemente la señora Pérez había oído sus gritos.  “Estaba ocupada en una, ah, discusión familiar”, empezó a explicar Celina, y suspiró.  “De hecho, era una pelea con mi hermano”.

“Lo sé, no pude evitar escucharlos”, comentó la señora Pérez mientras ubicaba un molde vacío en la mesa.  “Solo vine a devolverle esto a tu madre”.

“¡No sé por qué Reinaldo y yo no podemos llevarnos bien!”, exclamó Celina.  “Creo que a ninguno de los dos nos gusta pelear, pero parecería que siempre nos estamos irritando el uno al otro”.

La señora Pérez estaba a punto de hablar cuando escucharon el ruido de un frenazo, seguido de un fuerte golpe.  “¿Qué fue eso?”, preguntó Celina.

Ambas salieron corriendo para ver qué había ocurrido.  Un automóvil se había detenido frente a la casa de Celina y un camión que iba detrás lo chocó.  Los conductores salieron y observaron cuidadosamente los vehículos.  “Lo lamento mucho”, expresó el conductor del camión.  “No me di cuenta de que estaba frenando y no pude detenerme tan rápidamente”.

El otro conductor sonrió.  “Bueno, no veo ningún daño.  Mi parachoques amortiguó el impacto”.  Los hombres dialogaron un poco más, se dieron un apretón de manos y cada cual se fue por su camino.

Cuando Celina y la señora Pérez caminaban hacia la casa, la mujer afirmó: “El parachoques de ese hombre funcionó como un colchó, así que no hubo daño.  A lo mejor necesitas encontrar tu propio parachoques cada vez que Reinaldo de irrite”.

“¿Mi propio parachoques?”, preguntó Celina.  “¿Cómo podría hacerlo?”

“¿Qué te pareció lo que mencionó el pastor Simón la semana pasada, una respuesta suave?”, sugirió la señora Pérez.  “Cuando te molestes con Reinaldo, recuerda que Jesús siempre es bondadoso y manso contigo, aun cuando haces cosas malas.  Si hablas amable y honestamente con Reinaldo, en lugar de gritarle, creo que eso los ayudará a ambos a llevarse mejor.  Puede que no sea fácil en un inicio, pero confía en que Jesús te ayudará”.

Celina asintió.  “Está bien”, indicó.  “Así lo haré”.  —  SHERRY L. KUYT

AMORTIGUA EL ENOJO CON AMABILIDAD

VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 15:1

LA SUAVE RESPUESTA APARTA EL FUROR, PERO LA PALABRA HIRIENTE HACE SUBIR LA IRA.

¿Controlas tu enojo o este te controla?  Es fácil dar una respuesta hiriente y cortante cuando alguien te hace enojar, ¿verdad?  Pero Jesús no trata así con nosotros.  Él es bondadoso y paciente con nosotros, incluso cuando pecamos.  Trata a los demás de la misma manera, respondiendo de una manera amable cuando alguien te haga enojar.  Eso hará la diferencia en tus relaciones y mostrará a los demás el amor de Jesús.

Clave de Hoy
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