Paloma, quédate quieta

“Mírame, abuela.  ¡Soy una paloma!”, exclamó David con una risita mientras caminaban por el parque.  Unos minutos después, la anciana reía porque el niño había logrado imitar perfectamente el modo de caminar de las palomas: cabeza adelante… se detiene… cabeza atrás… se detiene.

“Si eres una paloma, hijo, debes alimentarte de palomitas de maíz”, le sugirió su abuela cuando llegaron donde había un vendedor.  Ella compró un poco y se sentaron en una banca para comer.  En poco tiempo, las palomas se posaron a sus pies.  “Creo que estás dando más palomitas a las aves, en vez de comerlas tú”, comentó la abuela.  David sonrió y fingió que picoteaba sus rosetas de maíz, tal como lo hacían las palomas.

En el camino a casa, David imitó nuevamente la forma de andar de las palomas.  “¿Por qué caminan así, abuelita?”, preguntó.

“No estoy seguro, hijito.  Una vez leí que es porque no pueden ajustar su enfoque visual mientras se mueven.  Para poder ver a dónde va, una paloma tiene que detenerse y estar completamente quieta hasta que pueda ver claramente.  Entonces puede seguir”.

“Oh, ¡eso no me gusta!”, admitió David.  “No me gusta detenerme.  ¡Me gusta correr rápidamente!”  El niño salió disparado por la vereda, luego se dio vuelta y esperó a su abuela.

La anciana rio.  “Bueno, aunque no somos palomas, este es un buen recordatorio de cómo debería ser nuestro caminar con Jesús.  La Biblia nos dice que nos detengamos de vez en cuando y estemos quietos delante de Dios”.

“¿Delante de Dios?  ¿Qué significa eso?”, preguntó David.  “¡No puedo ver a Dios, aunque me quede quieto!”

“No, pero necesitamos detenernos de vez en cuando y estar quietos, para que Dios pueda hablarnos”, le explicó su abuela.  “Espero que recuerdes tomar un tiempo todos los días para estar en quietud con Jesús.  Lee tu Biblia, ora y simplemente espera en silencio que Él te hable… quédate quieto, conoce que Él está ahí y que te ama”.

“La gente no puede oír en verdad la voz de Dios, ¿verdad, abuela?”, preguntó David.

“No en voz alta, pero mientras meditas en lo que dice la Biblia, sabrás en tu corazón y en tu mente que Dios te está hablando”, respondió su abuela.  “¡Asegúrate de obedecer todo lo que Él te diga!”

David asintió.  “Está bien, abuela.  Me quedaré quieto, como una paloma”.  —  RAELENE E. PHILLIPS

ESCUCHA LA VOZ DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 46:10

ESTÉN QUIETOS, Y SEPAN QUE YO SOY DIOS.

¿Oyes cómo Dios te habla?  ¿O tienes demasiadas ocupaciones como para escucharlo?  Si tienes mucho que hacer como para pasar tiempo con Jesús, estás en demasiadas cosas.  Aprende el versículo clave de hoy y pon en práctica lo que dice.  Lee la Palabra de Dios y medita en lo que Él te dice.  Piensa en las promesas de Jesús y en lo que Él ha hecho por ti.  Pídele que te enseñe a siempre confiar en Él y obedecerlo.

Clave de Hoy
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