Oración por respuestas

Sofía solía llegar a su casa, después de la escuela, para recibir galletas y un fuerte abrazo de su mamá.  Solía sentarse y contarle a su madre cómo estuvo su día mientras comía los dulces bocadillos.

Pero en los últimos meses había llegado a una casa silenciosa sin galletas.  Caminaba de habitación en habitación hasta que encontraba a su mamá acostada en su cama o sentada en el sillón con una mirada perdida.  Sofía no sabía qué pasaba, pero algo había cambiado.  Su mamá no era la misma.

“¿Dónde está mamá?”, preguntó la niña un día cuando llegó de la escuela para encontrar a su papá en la sala, sin que su madre estuviera a la vista.

El padre se frotó la cara con las manos, sus ojos se veían cansados.  “Está en el hospital”.

“¿Por qué?”, preguntó Sofía.

“Necesita ayuda”, contestó el padre.

Las lágrimas llenaron los ojos de la niña.  “¿Ella está bien?”

Papá suspiró.  “Estoy orando para que esté bien”.

“¿Qué pasa si tus oraciones no funcionan?”, preguntó Sofía, cerrando los puños.  “¿Qué pasará si no logra estar bien?”

Su padre frunció el ceño.  “Los médicos van a hacer todo lo posible por ayudarla y vamos a tener que confiar en que Dios cuidará de ella.  El Señor siempre oye nuestras oraciones, pero puede que las conteste de una manera diferente a la que queremos”.

“Solo quiero que mi mamá regrese”.  Sofía se sentó en el sillón y apretó las rodillas junto a su pecho. 

“Yo también”.  Papá se sentó a su lado y la abrazó.  “Pero por ahora necesita ayuda.  Creo que lo sabes”.

Sofía tragó en seco y se apoyó en su padre.  “En verdad espero que Dios responda nuestras oraciones como queremos”.

“Yo también”, afirmó papá.  “Pero debemos confiar en Él, pase lo que pase.  Tenemos que recordar que Jesús murió por nuestro pecado y el quebranto que este produce.  Él estará con nosotros, sin importar lo que suceda, y hará que mamá esté bien algún día, incluso si no es tan pronto como deseamos”.

Una lágrima bajó por el rostro de Sofía y ella no la secó.  “Por favor, Jesús”, oró.  “Por favor, contesta nuestras oraciones y ayúdanos a confiar en Ti”.  —  BETHANY ACKER

DIOS ESCUCHA TUS ORACIONES

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 145:18

EL SEÑOR ESTÁ CERCA DE TODOS LOS QUE LO INVOCAN, DE TODOS LOS QUE LO INVOCAN EN VERDAD.

¿Estás tú o alguien que amas pasando por un momento difícil en este momento?  ¿Sigues orando y te preguntas si Dios contestará?  Él escucha cada una de nuestras oraciones, pero eso no significa que Él siempre responda como queremos.  Recuerda cuánto te ama Jesús y Su promesa de que estará contigo en los momentos difíciles.  Confía en que Él contestará tu oración como Él sabe que es mejor.

Clave de Hoy
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