No hay queso para ti

“¿Qué tal si partes el queso en rebanadas, Jonás?”, le pidió su madre mientras el niño le ayudaba a preparar sándwiches para el almuerzo.

“Claro”, contestó Jonás, sacando el cuchillo y poniéndose manos a la obra.

Cuando Jonás empezó a rebanar el queso, su hermanito de dos años, Beto, entró corriendo a la cocina.  “¡Poquito!”, exclamó, estirando su mano.

La mamá hizo un gesto negativo.  “Lo siento, Beto.  No hay queso para ti.  Te hace daño”.

Beto frunció el ceño y la ignoró.  “Poquito, ¡por favor!”, rogó, halando el brazo de su hermano.

“No te puedo dar ni un poquito, Beto”, respondió Jonás.  “Mamá dijo que no”.  Beto insistió un poco más, pero luego se fue y obviamente no estaba contento.  “Qué mal que Beto no entienda por qué no puede comer queso”, comentó Jonás.  “Si supiera que tiene alergia, no se enojaría cuando se le dice que no”.

“Los padres y madres, con frecuencia, deben tomar decisiones que sus hijos no pueden entender”, explicó la madre, volviéndose a Jonás.

“Estás hablando de la fiesta de ayer, ¿verdad?”, preguntó el niño.

La madre asintió.  “Cuando nos preguntaste si podías ir, papá y yo no dijimos que no por malos.  Como te dijimos, basados en nuestras experiencia y conocimiento, sentimos que no era el tipo de fiesta a la que sería sabio que vayas.  Esa es la razón por la que dijimos que no”.

“Creo que ahora entiendo mejor”, admitió Jonás.  “Bueno, al menos comprendo que tienen una razón para no dejarme siempre tener lo que deseo, así como tienen una razón para no dejar que Beto tenga lo que desea”.

“Muy bien”.  Mamá sonrió y abrazó brevemente a su hijo.  “Dios te puso a nuestro cargo para enseñarte y protegerte.  Vamos a hacer nuestro mejor esfuerzo para enseñarte acerca de Jesús y cómo vivir a la luz de todo lo que Él ha hecho por ti.  Algún día no podremos tomar decisiones por ti.  Mientras vayas creciendo, vas a tener que decidir por ti mismo, orando y estudiando la Palabra de Dios, cuáles opciones están en sintonía con seguir a Jesús”.

Jonás dijo que sí con la cabeza.  “Lo sé, y hasta que llegue ese día, trataré de recordar que tienen razones por las que no me permiten hacer ciertas cosas”.  El niño sonrió.  “Si me olvido, solo dime: ‘No hay queso para ti’.  ¡Eso me ayudará a recordar!” –
HOPE L. ADERMAN

OBEDECE A TUS PADRES

VERSÍCULO CLAVE: COLOSENSES 3:20

HIJOS, SEAN OBEDIENTES A SUS PADRES EN TODO, PORQUE ESTO ES AGRADABLE AL SEÑOR.

¿Alguna vez te ha parecido que tus padres crean reglas sin razón?  Dios pone a nuestros padres y madres en nuestras vidas para que puedan utilizar su conocimiento y experiencia para enseñarnos sobre Jesús y para que nos encaminen por el sendero que Él quiere que vayamos.  Puede que no siempre entendamos sus razones, pero podemos confiar en que Jesús usará su guía para ayudarnos a crecer.  Confía en que el Señor te ayudará a obedecer a tus padres.

Clave de Hoy
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