No es para tanto

“¡No encuentro mi guante de béisbol!”, dijo Pablo, gruñendo.  “Diego probablemente se lo llevó.  Él siempre está tomando lo que no es suyo”.

“Te oí, Pablo”, exclamó Diego, que venía de la otra habitación.  “¡Lo dices como si yo fuera un ladrón!”

Mamá levantó sus cejas.  “Entonces, ¿no tienes el guante de Pablo?”

“Bueno, sí, lo tengo, pero no lo robé.  Solo lo pedí prestado.  ¡No es para tanto!”

“Sí lo es, para mí”, aseguró Pablo.  “Te he dicho miles de veces que me pidas si quieres usar algo que es mío.  ¡No solo debes tomarlo como si fuera tuyo!”

La madre asintió.  “Trae el guante de tu hermano y devuélveselo”.

En silencio, Diego hizo lo que su mamá le ordenó.  Cuando regresó con el guante, su madre había salido de la habitación, así que no se molestó en pedir disculpas.

Más tarde, mientras la mamá estaba poniendo ropa en la lavadora, Diego llegó corriendo con una camisa.  “¿Podrías ayudarme a lavar esta camiseta?  Tiene una enorme mancha”.

La madre inspeccionó la camisa.  “Ya tengo mucha ropa.  ¿Por qué no te pones otra ropa?  No es para tanto, ¿verdad?”

“¡Sí, sí es para tanto!  Nuestro equipo de baloncesto se tomará una fotografía mañana.  Necesito esta camiseta”.

Mamá miró nuevamente la camisa.  “Muy bien, supongo que sí hay espacio para una camiseta más”, dijo lanzándola en la lavadora.  “¿Sabes, Diego?  Esperar unos días para lavar tu camiseta no me parecía que era para tanto, pero a ti sí.  Muchas veces, lo que parece que no es para tanto a una persona, sí es importante para otra.  Como el incidente del guante.  Eso era importante para Pablo, ¿recuerdas?”

Diego suspiró.  “Sí, supongo”.

“Es por eso que debemos pensar en cómo los demás perciben nuestras acciones y, lo más importante, cómo Dios las ve.  Tal vez creamos que, si hacemos algo malo, no es la gran cosa, pero Dios aborrece todos los pecados.  Esa es la razón por la que envió a Su Hijo, Jesús, para morir por nosotros.  El pecado sí es la gran cosa para Él”.

Diego asintió.  “Le pediré perdón a Pablo y me acordaré de pedirle sus cosas cuando quiera usarlas”.

“Muy bien”, indicó su madre.  “Y recuerda también pedirle perdón a Jesús”.  – WANDA E. BRUNSTETTER

NO EXISTE UN PECADO PEQUEÑO

VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 28:1

EL QUE CONFIESA [SUS PECADOS] Y LOS ABANDONA HALLARÁ MISERICORDIA.

¿Sientes que las cosas malas que haces no son para tanto?  Piensa otra vez.  La Biblia no dice que algún pecado sea pequeño.  Las cosas que consideras insignificantes, como mentir o el orgullo, están en la lista junto a otras cosas que sí te parecería que son para tanto, como el homicidio.  Dios odia todos los pecados.  Confiésale tus pecados a Jesús, pídele que te perdone y luego deja de hacerlo.

Clave de Hoy
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