Muy ricos, en verdad

Estuardo y César platicaban sobre una jugada complicada de fútbol mientras regresaban a casa, después de la escuela.  De repente, Estuardo dejó de hablar y olfateó el aire.  “Chispas de chocolate”, exclamó.

César entendió inmediatamente.  Se estaban acercando a la casa de la señora Jian, y ella solía hornear galletas para los niños del vecindario.  Aun si no tenía galletas, con frecuencia se detenían para visitarla o ayudarla en su jardín.  Era divertido escucharla conversar sobre las cosas que había hecho cuando era niña y vivía en China.

“A ver, niños”, dijo la señora Jian mientras ponía un plato con galletas en la mesa.

“No deberíamos venir tan a menudo”, opinó César.  “Mi mamá dice que las galletas cuestan dinero y que no deberíamos comernos toda su comida”.

“Coman todo lo que quieran”, indicó la señora Jian, “y díganles a sus mamás que me encanta compartir”.  La mujer sonrió a los niños.  “Entonces, ¿por qué vive en una casa tan pequeña?”

“Oh, este es un lugar en el que me quedaré solo por un tiempo”, contestó la señora Jian.  “Tengo una mansión a la que me mudaré algún día”.

“¿En serio?”, preguntó César.  “¿Dónde es?”

“Es en el cielo, por supuesto”, respondió la señora Jian.  “En la Biblia, Jesús dice que Él preparará un lugar para nosotros, un lugar con muchas mansiones”.  Ella rio.  “Mucha gente cree que el dinero es lo que hace rica a una persona, pero el dinero no hará que nadie entre en el cielo… y tampoco se lo puede llevar”.

“Supongo que no”, afirmó Estuardo.

La señora Jian sonrió.  “El amor es lo que nos hace ricos, el amor de un Salvador.  Jesús me amó tanto que dio Su vida para pagar el castigo por mis pecados y darme vida eterna.  Él llenó mi corazón con Su amor y me ha bendecido con el amor de mi familia, mis amigos y todos los niños que vienen a visitarme.  Sí, soy muy rica, en verdad”.

César y Estuardo sonrieron también a la señora Jian.  Siguieron felizmente sus instrucciones para servirse un vaso de leche con sus famosas galletas.  —  MICHAEL R. BLACKMAN

¡SI CONOCES A JESÚS, ERES RICO!

VERSÍCULO CLAVE: MATEO 16:26 (NTV)

¿Y QUÉ BENEFICIO OBTIENES SI GANAS EL MUNDO ENTERO PERO PIERDES TU PROPIA ALMA?

¿Eres rico en lo que verdaderamente importa?  La promesa de la vida eterna con Jesús es más valiosa que cualquier otro tesoro que este mundo te pueda ofrecer.  Todo el dinero del mundo no vale nada si no vas al cielo.  ¿Está Jesús preparando un lugar para ti?  Si confías en el como tu Salvador, la respuesta es sí.  Si pones tu confianza Él hoy mismo, ¡serás muy rico, en verdad!  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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