Moldéame

—Abuelita, juguemos al juego de adivinanzas —propuso Abelardo después que sus padres lo dejaron en la casa de su abuela, para pasar ahí la tarde—. Te contaré un acertijo sobre lo que tengo en mi mochila, y trata de adivinar lo que es. Aquí va. Vengo en muchos colores. Estoy cambiando constantemente. Probablemente hayas jugado conmigo. ¡Adivina quién soy!

—Mmm… —la abuela se frotó la frente—. ¿Me puedes dar otra pista?

—No. ¡Se acabó el tiempo!

Abelardo escarbó en su mochila y sacó unos contenedores de plástico—. ¡Es plastilina!

—¡Ese fue un buen acertijo! —afirmó la abuela—. Supongo que ahora quieres sacar esa cosa de sus contenedores, ¿verdad?

Abelardo sonrió y asintió, y durante la siguiente hora, abuela y nieto apretaron la plastilina y la moldearon en todas las formas que se les ocurrió.

—Ayer busqué en internet datos curiosos sobre la plastilina para un proyecto en la escuela, y eso me hizo pensar en traer un poco a tu casa, abuelita —dijo Abelardo mientras enrollaba un pedazo de plastilina amarilla en la mesa—. ¿Sabías que se inventó en la década de 1930 como limpiador del papel tapiz? ¿O que se han vendido más de tres mil millones de contenedores de plastilina? ¡Esa es plastilina suficiente como para llegar a la luna, si se la estira! —el niño puso el último pedazo de plastilina en su lugar y mostró orgulloso su creación—. ¡Mira, una hamburguesa con papitas fritas!

—¡Qué delicia! —la abuela pellizcó un poco de su bola de plastilina azul para hacer una aleta—. Yo hice una ballena azul.

—¡Qué genial! —exclamó Abelardo—. Me encanta la plastilina. ¡Puedes hacer cualquier cosa con ella!

La abuela asintió.

—Sí, es divertido jugar con plastilina. Pero ¿sabías que también podemos aprender de ella? —Abelardo negó con la cabeza—. Los hijos de Dios deberíamos ser como la plastilina en Sus manos —explicó la abuela—. La plastilina es suave y trabajable, lo que permite que las personas la moldeen en cualquier forma que crean que sea mejor. Y nosotros debemos ser así también con Dios, y permitir que Él moldee nuestras actitudes y deseos, para que seamos más como Jesús.

—Entonces, al igual que la plastilina, ¿Dios nos moldea como Él sabe que es lo mejor? —preguntó Abelardo.

Su abuela asintió.

—Podemos confiar en que el Señor nos moldeará para que seamos las personas que Él desea que seamos, personas que reflejan el amor de Jesús a otros.

LUCINDA J. ROLLINGS

DEJA QUE DIOS TE MOLDEE

VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 64:8

SEÑOR, TÚ ERES NUESTRO PADRE, NOSOTROS EL BARRO, Y TÚ NUESTRO ALFARERO; OBRA DE TUS MANOS SOMOS TODOS NOSOTROS.

¿Estás permitiendo que Dios te forme como la persona que Él quiere que seas? ¿O estás tratando de conformarte a quienes te rodean y te aferras a tus viejas actitudes egoístas? Si conoces a Jesús como tu Salvador, Dios está trabajando en tu corazón para hacerte más como Él. Mientras te moldea y te forma, el Señor te ayudará a alejarte del pecado y a demostrar Su amor a otros. Confía en que Él te ayudará a dejar atrás los hábitos pecaminosos y a hacerte más como Jesús.

Clave de Hoy
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