Misión secreta
“Mamá, ¿podrías darme un adelanto de mi mesada?”, preguntó Vanesa un día.
“¿Un adelanto?”, repitió su madre. “¿Para qué lo necesitas?”
Vanesa respiró profundamente. “No te lo puedo decir. Es un secreto”.
Mamá frunció el ceño. “La última vez que pediste dinero y no querías decirme por qué, habías roto la ventana del señor Gálvez con una pelota de béisbol”.
“No he roto nada, mamá. ¡Lo prometo! Por favor, confía en mí”, rogó Vanesa. “Es por una buena causa, pero quiero que quede entre Dios y yo”.
La madre miró a Vanesa, pensativa, antes de preguntarle cuánto necesitaba. Entonces fue por su cartera y le entregó a su hija el dinero. “Este es un adelanto muy grande”, comentó mamá. “Recuerda que está saliendo de tu mesada”. La niña asintió y trató de no pensar en todas las cosas a las que estaba renunciando. En vez de eso, pensó en su amiga, Adriana.
En su clase estaban estudiando sobre la vida marítima y la maestra había hecho arreglos para que visitaran un acuario en una ciudad cercana. La escuela no tenía dinero para comprar los boletos para los estudiantes, así que el viaje no era obligatorio. Los que quisieran ir, tenían que pagar sus gastos. Por varios días, muchos niños entregaron sus formularios de permiso y el dinero, pero Adriana no lo hizo. Su padre había sido despedido y no había dinero extra en su hogar.
A la mañana siguiente, Vanesa llegó temprano a la escuela. Su aula estaba vacía. Con el corazón a mil por hora, caminó rápidamente hacia el escritorio de Adriana y metió un sobre que contenía el dinero en el libro de matemáticas de su amiga. Vanesa había escrito en el sobre: “Para el viaje al acuario. No trates de adivinar quién es, solo consigue el permiso de tus padres”. “Adriana lo encontrará pronto”, pensó. “Siempre comenzamos el día con la clase de matemáticas”.
En ese momento, sonó la campana y Vanesa corrió rápidamente hacia su escritorio, con un ojo en la puerta. Adriana entró momentos después, junto con otros niños, fue a su escritorio y sacó su libro de matemáticas. Al encontrar el sobre de Vanesa, lo abrió. Sus ojos se abrieron por la sorpresa y quedó boquiabierta. Vanesa rio y volvió a poner atención al problema de matemáticas que tenía que resolver. “Por favor, Jesús”, oró, “por favor, no permitas que descubra que fui yo. Quiero que Tú te lleves todo el crédito”. — CYNTHIA M. GRABILL
DA EN SECRETO
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 6:1
CUÍDENSE DE NO PRACTICAR SU JUSTICIA DELANTE DE LOS HOMBRES PARA SER VISTOS POR ELLOS; DE OTRA MANERA NO TENDRÁN RECOMPENSA DE SU PADRE QUE ESTÁ EN LOS CIELOS.
¿Alguna vez has hecho algo bueno por otra persona, sin decírselo a nadie? Jesús nos dice que demos en secreto porque eso apunta a la gente hacia Él, el dador de la salvación y la vida eterna, en lugar de a nosotros mismos. Esta semana pídele a Dios que te ponga a alguien que necesite tu ayuda, y luego dásela de tal manera que solo tú y Dios sepan quién fue.
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