Más bella que las rosas

“¡Aby, ¿puedes venir acá un segundo?  Tengo que mostrarte algo”.

Aby se colocó una horquilla más en su cabello y siguió la voz que la llamaba desde la cocina, donde su papá estaba armando un arreglo de flores de brillantes colores en un florero.

Aby se apuró para poder ver más de cerca.  “Guau, qué lindas flores.  ¿Son de tu jardín?”

“¡Sí!”  El padre deslizó la última margarita blanca en su lugar.  “Todo el sudor y la tierra valieron la pena cuando los capullos florecieron”.  Papá hizo una pausa y luego comentó: “Aby, he notado que últimamente andas mucho más preocupada de tu apariencia.  Sé que es normal en las chicas de tu edad, y está bien, pero solo quiero estar seguro de que no te vayas a pasar de la mano”.

Aby suspiró.  “Es que todas las demás se ven tan lindas todo el tiempo.  Solo quiero ser hermosa como ellas”.

El papá se quedó en silencio y luego miró nuevamente su arreglo floral.  “¿Sabes?  Creo que ya no me gustan tanto estas flores.  Creo que mejor las voy a botar a la basura y me voy a comprar rosas en la tienda.  Las rosas son las flores más hermosas, ¿no es así?”

Aby miró fijamente a su padre.  “Pero, papá, ¡trabajaste tan duro por tus flores!  Tu jardín es tan hermoso como un ramo de rosas”.

“Me parece que tienes razón”, respondió el papá.  “Aunque sean diferentes, estas flores son hermosas y es bueno tener una variedad de formas y colores, ¿verdad?  ¿Crees que, mientras crecían las margaritas, se hayan preocupado de competir con los lirios o las peonias?”

“Por supuesto que no”, afirmó Aby.

“Tienes razón.  Simplemente crecieron y me encantan, a pesar de que no se ven como ninguna de las demás flores”, expresó el padre.  “¿Sabes, Aby?  Dios es como tu jardinero”.

“¿Mi jardinero?”

“Sí.  Tú eres una hija de Dios y Él cuida de ti.  Él piensa que tú eres más bella que la rosa más perfecta.  Él nos creó únicos a cada uno de nosotros y envió a Su Hijo a salvarnos.  Dios desea que crezcamos para agradarlo a Él, en lugar de compararnos constantemente con otras personas”.

“Entonces, ¿no debería preocuparme tanto por cómo me veo?”

El papá sonrió.  “Exactamente.  Lo más importante es que crezcas para convertirte en la persona que Dios quiere que seas”. KATELYN VAN KOOTEN

 ERES HERMOSA ANTE LOS OJOS DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 139:14

TE DARÉ GRACIAS, PORQUE ASOMBROSA Y MARAVILLOSAMENTE HE SIDO HECHO. 

¿Pasas mucho tiempo comparándote con otras personas?  A lo mejor tienes miedo de que no estés a la medida de quienes te rodean.  ¡Recuerda que Dios te ama sí o sí!  Él te creó como una persona única y eres hermosa a tu manera.  ¡Así que no trates de ser otra persona!  Recuerda quién eres en Jesús y crece para agradarle a Él.

Clave de Hoy
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