Mártires

“Hoy tuvimos un concurso de ortografía en la escuela”, le contó Nate a su mamá una tarde.  “Caí con la palabra ‘mártir’.  Me olvidé de ponerle la tilde”.

“¿Sabes lo que es un mártir?”, preguntó la madre.

Nate asintió.  “Es una persona que da su vida por lo que cree.  Aprendimos en la escuela dominical que el primer mártir cristiano fue Esteban… al menos el primero del que sabemos.  Fue apedreado por proclamar a la gente que Jesús murió y resucitó para salvarlos del pecado”.  El niño lavó una manzana.  “Pero hoy en día ya no tenemos mártires cristianos, ¿verdad?”

“¡Claro que los hay!”, exclamó mamá.  “En algún lugar leí que en el último siglo ha habido más mártires cristianos que en todos los siglos anteriores juntos.  Aun hoy hay algunos países que no permiten que los cristianos enseñen y practiquen su fe abiertamente.  No es raro que los creyentes en esos lugares sean arrestados… o incluso asesinados”.

“¿En serio?”  Nate mordió su manzana.  “¿Has conocido a algún mártir?”

“No en persona, pero hace muchos años, cinco hombres valientes trataron de compartir el evangelio con una tribu en la selva de Ecuador que nunca había oído sobre Jesús.  Uno de esos hombres que, por cierto, también se llamaba Nate, era de la iglesia en la que creció mi abuela”.

“¿Qué le pasó?”, preguntó Nate.

“Cuando los misioneros trataron de contactarse con los indígenas, fue asesinado”, respondió la madre.  “De hecho, los cinco perdieron la vida”.

“¡Qué horrible!”, opinó Nate.  “Me parece un desperdicio.  ¿Por qué Dios no evitó que eso ocurriera?”

“No puedo asegurarlo por completo, pero tal vez fue debido a lo que sucedió después que estos hombres se convirtieran en mártires”, contestó mamá.  “Cientos de jóvenes que oyeron la historia dedicaron sus vidas a contar a otros sobre Jesús.  Varios años más tarde, otros misioneros pudieron ir a esa tribu, incluyendo la hermana de Nate y otra mujer que había estado casada con otro de los misioneros asesinados.  Algunos de los mismos hombres que lideraron el ataque se convirtieron a Cristo a causa del amor y el perdón que les mostraron las familias de quienes ellos mataron”.  La madre sonrió a su hijo.  “El plan de Dios no era el mismo que para estos cinco hombres, pero Él no permitió que sus vidas fueran un desperdicio.  Dios jamás desperdicia nada”.  —  CHARLIE VANDERMEER

TEN LA DISPOSICIÓN DE VIVIR O MORIR PARA JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 9:24

PORQUE EL QUE QUIERA SALVAR SU VIDA, LA PERDERÁ, PERO EL QUE PIERDA SU VIDA POR CAUSA DE MÍ, ESE LA SALVARÁ.

¿Estarías dispuesto a morir por Jesús?  Desde nuestro punto de vida, la pérdida de una vida podría parecer un desperdicio, pero Dios tiene un propósito para todo lo que permite.  Jim Elliot, uno de los cinco misioneros mencionados en la historia, dijo una vez: “No es un tonto el que entrega lo que no puede retener para ganar aquello que no puede perder”.  Jesús entregó Su propia vida para salvarnos del pecado y puedes confiar en que Él usará la tuya, e incluso tu muerte, para algo bueno, porque sabes que Él te ha dado vida eterna que nunca podrás perder.

Clave de Hoy
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