Mala señal
—¡No te oigo, abuelita! —exclamó Tania al teléfono. La estática silbaba en su oído y hacía que la voz de su abuela se oyera entrecortada: «Tormenta… después… llamo».
—¡Abuelita! —exclamó Tania cuando la línea quedó en silencio—. ¡Papi, la abuela está en medio de una tormenta!
El padre dejó su pan horneado en casa para que se enfriara en una rejilla. Rápidamente se quitó los guantes para sostener cosas calientes encima del mesón de la cocina y se apuró a tomar el teléfono.
—¿Mamá? —preguntó. Él marcó nuevamente y se quedó escuchando. Después de un rato, negó con la cabeza y cerró la llamada—. El teléfono no funciona.
El labio de Tania temblaba.
—La abuela dijo que llamaría después de la tormenta… o tal vez quiera que yo le llame. No estoy segura de lo que quiso decir. Faltaban algunas palabras —la niña dejó caer algunas lágrimas—. No pudimos despedirnos.
—Lo más seguro es que ella haya intentado despedirse —indicó papá, tomando a su hija en sus brazos—. Pero no pudiste escucharla porque había mala señal —cuando Tania puso una cara de confusión, él explicó—. La señal se debilita cuando algo interfiere con el mensaje, así que no puedes escucharlo claramente o algunas palabras se bloquean.
—Papi, ¿crees que deberíamos llamar otra vez? —preguntó Tania.
—Sé que nos asusta un poco que tu abuelita no pueda comunicarse con nosotros, pero será mejor que esperemos hasta que pase la tormenta. Probablemente sea como la que vimos cuando fuimos a visitarla por última vez en su cabaña, ¿recuerdas?
Tania asintió.
—Esos relámpagos me daban mucho miedo… y los truenos. La abuela nos preparó chocolate caliente —la niña abrazó a su padre—. Espero que la abuela esté bien.
—Yo también —replicó papá—. Oremos por ella.
—Está bien, pero debemos apurarnos —exclamó Tania, juntando sus dos manos—. ¿Qué tal si la tormenta llega hasta acá y Dios no puede oír nuestras oraciones?
—Dios siempre nos escucha, incluso si nuestro mensaje se confunde, como las palabras de la abuela por el teléfono. Aun así Dios entiende lo que estamos tratando de decir.
Tania levantó las cejas.
—¿No hay mala señal?
Papá negó con la cabeza.
—Jamás. La Biblia nos dice que Dios sabe lo que hay en nuestro corazón incluso antes que lo pidamos. Aun cuando no sabemos cómo orar, nuestro Padre del cielo conoce nuestras necesidades y promete ayudarnos.
Tania sonrió y comenzaron a orar. Cuando terminaron, el padre preguntó:
—¿Qué te parece si hago unos sándwiches y le llamamos a tu abuelita después del almuerzo?
El estómago de Tania rugió con fuerza.
—Te oí fuerte y claro —señaló papá, y ambos rieron.
ELENA DEE
DIOS TE ESCUCHA
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 6:8
SU PADRE SABE LO QUE USTEDES NECESITAN ANTES QUE USTEDES LO PIDAN.
¿Alguna vez has tenido problemas para escuchar a alguien al otro lado del teléfono? ¿Tal vez oíste solo una parte de alguna conversación y eso creó un malentendido? Sin el mensaje completo, es fácil que haya una confusión o que se produzcan ideas equivocadas, pero Dios siempre nos entiende, pase lo que pase. Él sabe exactamente lo que necesitamos antes de pedírselo. Lleva todas tus necesidades delante de Dios en oración. Él te escucha y promete que siempre te ayudará.
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