Los trofeos de la abuela
“¡Mira, Malaquías!”, gritó Nieve, mientras halaba un pequeño libro desgastado de un viejo baúl que había pertenecido a su bisabuela. Su voz hizo un poquito de eco en el enorme ático que estaban limpiando. “Parece un diario que escribió la abuelita Eulalia. Ella le puso como título ‘Mis trofeos’”.
“Genial”, exclamó Malaquías. “Me pregunto qué tipo de trofeos ganaría la abuela Eulalia”.
“A ver, veamos”. Nieve abrió el libro y leyó en voz alta. “Diez de mayo. Gracias, Señor, por dejarme hablar hoy con Abigail y ayudarle a entender cuánto le amas. Estoy tan feliz de que ella haya aceptado a Jesús como su Salvador”. Nieve pasó algunas páginas. “Dieciséis de junio. Hoy Galo se fue para ser misionero en India. Ha cambiado tanto desde que es salvo, y ahora está sirviendo al Señor”.
“Me pregunto quiénes eran Abigail y Galo”, comentó Malaquías. “Preguntémosle a papa”.
Cuando los niños le preguntaron a su padre, este sonrió. “Creo que eran los niños a los que la abuelita Eulalia guio al Señor”, contestó. “Ella trabajó como misionera con niños por muchos años. Estos jovencitos se convirtieron en trofeos vivientes cuando se convertían a Cristo. Era lo más importante para ella”.
“Así es”, dijo mamá. “La abuela no tenía muchos tesoros terrenales, pero era rica en tesoros celestiales. En la Biblia, Jesús habla sobre la importancia de almacenar nuestro tesoro en el cielo”.
“Esta es una buena lección para todos nosotros”, afirmó el papá. “Cada uno de nosotros debería preguntarse: ‘¿Dónde estoy acumulando mis tesoros? ¿En la tierra o en el cielo?’”
“Pero ¿tengo que guiar a alguien a Jesús para tener un tesoro en el cielo?”, preguntó Nieve. “No creo que pueda hacerlo”.
El padre movió su cabeza. “No es lo que hagamos lo que acumula los tesoros en el cielo, sino para quién lo hagamos. Cuando confiamos en Jesús, todo lo que hacemos por amor y servicio a Él se añade al tesoro que tenemos en Él. Jesús es nuestro tesoro y Él nos ayuda a almacenar riquezas celestiales que duran para siempre al hacernos más como Él, de modo que podamos mostrar Su amor a los demás”. Papá sonrió a Nieve. “Algún día te sorprenderás al ver cómo Él te ayudará a guiar a una persona al tesoro que solo se halla en Cristo”.– JAN HANSEN
ALMACENA TESOROS EN EL CIELO
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 6:20 (NTV)
ALMACENA TUS TESOROS EN EL CIELO, DONDE LAS POLILLAS Y EL ÓXIDO NO PUEDEN DESTRUIR, Y LOS LADRONES NO ENTRAN A ROBAR.
¿Dónde almacenas tu tesoro? ¿En habitaciones y en armarios de tu casa? ¿En buenas calificaciones o en cuántos “me gusta” consigues en una publicación? ¿O en el cielo? Las cosas, como el dinero, el éxito y la popularidad, vienen y van, y solo duran mientras transcurra tu vida en la tierra. ¡Pero el tesoro que se halla en Jesús dura para toda la eternidad! Almacena tu tesoro en el cielo al poner tu confianza en Él. (Presiona aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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