Los bulbos equivocados
Ariana apuntó una fotografía de un lecho de flores en el catálogo de semillas.
—Mami, ¿podemos comprar las semillas de estas flores? —preguntó la pequeña.
Su madre observó la fotografía.
—Esos son tulipanes y crecen de bulbos, no de semillas. Pero sí, podemos plantar unos bulbos de tulipanes.
—¡Genial! —Ariana sonrió y aplaudió con sus manitas.
Unos días después, la niña le mostró a su madre un lugar cerca de la cerca del patio trasero.
—Sembré aquí los bulbos —le contó—. La señora Haro, que vive en la casa de al lado, los iba a botar a la basura.
—¿En serio? —preguntó mamá—. ¿Eran bulbos de tulipán?
Ariana simplemente se encogió de hombros. No sabía cómo responder. Cada día, la niña revisaba para ver si habían crecido las flores. Cuando la tierra se secaba, ella la regaba con cuidado. Después de un par de semanas, Ariana se quedó mirando el lugar vacío en la tierra.
—No está creciendo nada —admitió con tristeza.
—Tal vez sembraste los bulbos con demasiada profundidad. Veamos si al menos ha brotado algo.
La madre tomó una palita de jardinería y empezó a cavar en la tierra. Para su sorpresa, desenterró dos bulbos de luces de Navidad.
—¿Estos son los bulbos que sembraste? —preguntó mamá. Ariana asintió—. ¡Oh, hija! —su madre abrazó a la pequeña—. Estos son bulbos para luces, no son bulbos de flores. No hay vida en estos vidrios, así que nunca crecerá nada. Hagamos una cosa, iremos a comprar unos bulbos de flores y podrás intentarlo de nuevo.
Esa noche, Ariana le mostró muy orgullosa a su papá dónde había sembrado los nuevos bulbos.
—La señora de la tienda dijo que estos bulbos sí van a crecer, papi.
Su padre sonrió.
—Donde hay vida, hay crecimiento —Ariana asintió y se fue corriendo a jugar.
—¡Oigan! Nuestro maestro en la iglesia dijo lo mismo que acabas de decir —comentó Emilio, el hermano de Ariana, que acababa de llegar—. Dijo que los cristianos estamos vivos en Cristo, vivos espiritualmente, y que Él nos hace crecer en nuestra fe.
—Eso es correcto —afirmó papá—. No podemos esperar que algo crezca si no tiene vida. Por eso necesitamos a Jesús. Sin Él, estamos muertos en el pecado, tan muertos como esos bulbos para luces que Ariana sembró. No podían hacer nada para crecer, y nosotros no podemos darnos vida espiritual a nosotros mismos, sin importar cuánto nos esforcemos para tratar de hacer cosas buenas. Solo Jesús nos puede dar vida.
Emilio asintió.
—¡Y Él nos ayuda a florecer y a crecer!
HAZEL W. MARETT
JESÚS NOS DA VIDA
VERSÍCULO CLAVE: EFESIOS 2:5 (NTV)
A PESAR DE QUE ESTÁBAMOS MUERTOS POR CAUSA DE NUESTROS PECADOS, [DIOS] NOS DIO VIDA CUANDO LEVANTÓ A CRISTO DE LOS MUERTOS.
¿A qué clase de bulbo te pareces, a un inerte bulbo para luz o a un bulbo vivo de flores? Puede que hagas tu mejor esfuerzo para ser bueno, pero la Biblia dice que sin Jesús estás muerto espiritualmente, sin importar cuántas buenas obras hagas. Recibes la vida de Jesús cuando confías en Él como tu Salvador. ¿Quieres confiar en Jesús hoy mismo? (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti). Solo así tendrás vida y, como un bulbo de flores, podrás crecer.
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