Torres y torreones

—Carlos y Catalina ahogaron un grito de asombro apenas miraron el magnífico castillo de piedra que se levantaba frente a sus ojos. Estaban pasando el verano con sus abuelos en Inglaterra, mientras su papá estaba en el hospital porque tenían que hacerle una cirugía.

—¡Guau! El castillo es más grande de lo que me imaginé —expresó Carlos.

—¡Está rodeado de agua por todos lados! —chilló la pequeña Catalina, de cinco años, arrugando su nariz—. ¿Cómo vamos a entrar?

—Por ese puente de madera que está allá —le informó su abuelo—. ¡Avancemos, niños!

—El agua que rodea al castillo se conoce como foso —explicó la abuela—. Los fosos servían para que fuera mucho más difícil que los soldados enemigos pudieran entrar, especialmente a caballo. ¿Pueden ver el puente levadizo? Se podía levantar para evitar que los intrusos invasores no pudieran cruzar el foso.

—¡Qué genial! —exclamó Carlos.

Dentro del castillo, un guía de turistas los guio por una desgastada escalera de piedra que subía en espiral, dando vueltas hasta arriba.

—¡Me estoy mareando! —indicó Catalina.

El abuelo se aferró al barandal y puso una cara graciosa.

—¡Yo también!

—Oigan, miren esas ventanitas tan raras —señaló Carlos—. ¡Son solo hendiduras diminutas!

—Son perfectas para disparar una flecha por ahí —comentó el guía—. ¡Pero es virtualmente imposible que entre una desde afuera!

Cuando llegaron a lo más alto de las escaleras, se encontraba el torreón, que era una pequeña torre interior. El guía explicó que era el lugar más alto y seguro del castillo.

—Espero que papá esté seguro en el hospital —dijo Catalina de repente, mientras caminaban hacia otro de los torreones—. ¡Lo extraño!

—Yo también —declaró Carlos—. ¡Quisiera que él pudiera ver este lugar!

La abuela abrazó a sus dos nietos.

—¿Saben una cosa? Su papá está en el lugar más seguro que existe.

—¿Te refieres al hospital? —preguntó Carlos.

—¡No! —respondió la abuela—. Es un lugar mucho más seguro. Está en los grandes y fuertes brazos de Dios. La Biblia describe a Dios como una fortaleza fuerte; una torre alta y firme a la que podemos correr en cualquier momento, cuando tengamos miedo. Jesús nos salvó del pecado y promete que estará con nosotros cuando afrontemos situaciones que nos asustan.

—¡Esa es una gran verdad! —afirmó el abuelo—. Oremos ahora mismo por su papá, aquí, en lo más alto de esta torre. Jesús es como esta torre. ¡Es el lugar más seguro y fuerte en el que podemos estar!

ANGELA JELF

ENCUENTRA REFUGIO EN JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 18:10

EL NOMBRE DEL SEÑOR ES TORRE FUERTE, A ELLA CORRE EL JUSTO Y ESTÁ A SALVO.

¿Alguna vez has sentido preocupación y miedo? Quizá hayas visto las noticias y sentiste ansiedad, o a lo mejor te preocupa alguien que amas. Jesús no quiere que nos preocupemos. Él nos dice que corramos hacia Él con todos nuestros problemas. El Señor es una fortaleza fuerte y seguro cada vez que tengamos miedo. Llévale tus preocupaciones a Jesús, y Él te rodeará con Sus brazos amorosos.

Clave de Hoy
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