Lo que una vaca les enseñó a dos hermanos

—Parece que el autobús se va más lejos cada día —se quejó Melchor con su hermano, Noé.  Juntos caminaban fatigosamente por un largo camino de tierra para tomar el autobús escolar.  Noé asintió y su hermano volvió a quejarse—.  Y esta mochila… creo que cada día está más pesada.

Mientras los hermanos avanzaban hasta la parada del autobús, pasaron por un campo lleno de vacas.  La mayoría del ganado pastaba en la hierba.  Sin embargo, una vaca había encontrado otras plantas para comer.

—¡Mira! —apuntó Noé—.  ¡La cabeza de esa vaca está afuera de la cerca!

—Sí —afirmó Melchor—.  Pero no está atrapada.  Solo metió la cabeza entre esos alambres para alcanzar el pasto del otro lado.

Confundidos, los hermanos siguieron observando la larga lengua de la vaca que halaba las hierbas que estaban fuera del campo.

—¿Por qué crees que esa vaca no come las hierbas del pastizal?  Hay bastante ahí —se preguntó Melchor.

Noé se encogió de hombros.

—Tal vez las vacas sean como las personas.

—¿Qué dices? —preguntó Melchor.

—Bueno, Dios promete que nos proveerá todo lo que en realidad necesitemos, ¿verdad?  O sea, incluso envió a Jesús para morir en nuestro lugar, para que podamos llegar a ser Sus hijos.

—Está bien —respondió Melchor en voz baja, pero sin entender.

—A ver, esa vaca tiene todo lo que necesita, pero parecería que no fuera suficiente para ella.  A lo mejor cree que lo mejor está fuera del lugar donde vive —explicó Noé.

—Ya lo entiendo —aseguró Melchor—.  Por ejemplo, yo quisiera vivir en la ciudad para no tener que caminar tanto para tomar el autobús mientras cargo con esta mochila, ¿verdad?

—Y yo quisiera que tengamos una casa más grande para no tener que compartir mi habitación contigo —bromeó Noé mientras le daba un codazo cariñoso a su hermano.  Ambos rieron.

—Veamos —indicó Melchor—.  Dios nos amó tanto como para enviar a Su Hijo para salvarnos de nuestros pecados.  Él nunca nos dejará.  Nos dará lo que necesitamos, y podemos estar satisfechos.

—Así es —expresó Noé—.  Porque es Jesús quien nos da satisfacción, no el vivir en una ciudad ni tener una casa más grande.

Cuando el autobús se detuvo frente a los niños, ambos sonrieron y subieron a su transporte.

ALLISON WILSON LEE

TEN CONTENTAMIENTO CON LO QUE DIOS TE PROVEE

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 37:3

CONFÍA EN EL SEÑOR, Y HAZ EL BIEN; HABITA EN LA TIERRA, Y CULTIVA LA FIDELIDAD.

¿Te cuesta sentirte satisfecho con lo que Dios ha provisto en tu propio pastizal?  La vida a veces te decepciona; en ocasiones anhelamos lo que no tenemos.  Pero Dios es nuestro fiel proveedor.  Él nos dio a Su Hijo, Jesús, y solo en el Señor podemos tener satisfacción verdadera.  Cuando confiamos en que Dios nos ama y nunca nos dejará, podemos tener contentamiento con lo que tenemos.

Clave de Hoy
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