Lo que sale de tu boca
Teresa y sus amigas, Marga y Eva, se sentaron en una mesa de madera que tenía vista a la playa arenosa del lago Monroe. Las niñas habían nadado por horas y sus estómagos empezaron a tronar.
—¡Estoy muriendo de hambre! —exclamó Eva. De su lonchera sacó una bolsa de papitas, un sándwich de jamón, una rebanada de pastel y un refresco.
—¡Yo también! —Marga tenía dos sándwiches de albóndigas, mayonesa y queso, una bolsa grande de bocaditos de maíz y un chocolate. Anteriormente ya había empezado a beber una lata de soda de uva.
Teresa puso sobre la mesa su ensalada de espinacas y huevo, galletas integrales y una manzana. Para beber tenía una botella de agua.
—Lo que ustedes tienen es comida chatarra —les dijo Teresa a sus amigas—. Deberían comer mejor y cuidar de sus cuerpos, como yo.
Marga y Eva dejaron de comer a medio bocado y miraron fijamente a Teresa.
—¿A qué te refieres? —preguntó Eva.
Marga se veía enojada.
—Lo que ella quiere decir es que somos gordas, no delgaditas como ella.
—¡No me refería a eso! —Teresa se sintió mal por haber herido los sentimientos de sus amigas. Trató de explicarles que había estado aprendiendo sobre nutrición, pero Marga y Eva no quisieron escucharla.
De camino a casa, Teresa le contó a su madre lo que había pasado.
—Solo les dije que es importante cuidar lo que metemos en nuestros cuerpos. ¡Ahora las dos están enojadas!
—Estoy segura de que te perdonarán —aseguró mamá—. Pero ¿sabes, hija? Lo que entra en nuestros cuerpos no es lo más importante.
—¿No? —preguntó Teresa—. ¿Y qué es lo más importante?
La Biblia nos dice que las palabras que salen de nuestras bocas son más importantes que cualquier cosa que entre en nuestras bocas. Las palabras reflejan lo que hay en el corazón.
Teresa se secó una lágrima que bajaba por su mejilla.
—creo que mi corazón no fue tan amoroso, ¿verdad?
Su madre sonrió.
—Todos debemos pensar antes de hablar en cómo nuestras palabras podrían afectar a otros. Confía en que Jesús te ayudará a hacerlo. Él ha puesto Su amor en tu corazón y te ayudará a demostrar ese amor a otros a través de tus palabras.
Teresa asintió.
—De ahora en adelante, tendrá más cuidado de lo que salga de mi boca que de lo que entra en ella.
BONNIE CARR
PIENSA ANTES DE HABLAR
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 15:11 (NTV)
LO QUE ENTRA POR LA BOCA NO ES LO QUE LOS CONTAMINA; USTEDES SE CONTAMINAN POR LAS PALABRAS QUE SALEN DE LA BOCA.
¿Alguna vez has hablado sin pensar? ¿Has considerado cómo tus palabras podrían afectar la forma en que otros se sienten? Puede que no sea nuestra intención herir los sentimientos de otra persona, pero si no ponemos atención a las palabras que salen de nuestras bocas, esas palabras pueden causar daño. Confía en que el Señor te ayudará a guardar tu lengua y a demostrar a otros el amor que ha puesto en tu corazón a través de tus palabras.
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