Lleno de amor

José apuntó la manguera y derramando el agua en el centro de una piscina inflable, el regalo de cumpleaños favorito de su hermana.  Lo primero que Adriana quería esa mañana era meterse en su “piscinita”.  La tarea de José era llenarla de agua mientras ella terminaba su desayuno.

Tan pronto como la niña salió corriendo por la puerta, seguida por su madre que cargaba toallas y juguetes para el agua.  Adriana corrió hacia su hermano, aplaudiendo sus manitas con emoción.  “¡Voy a nadar hoy!”  La pequeña saltaba de arriba abajo, haciendo aletear la faldita de s traje de baño.

“¿Ya casi terminas?”  Mamá ubicó las toallas y los juguetes en una mesa cercana.

“Se necesita mucha agua para llenar esta piscinita.  Más de lo que creí”.  José dirigió el chorro de agua con patrones de impaciencia.  Sus amigos le estaban esperando para jugar fútbol en el parque, como todos los sábados.  ¿Y si no alcanzaba a jugar por estar llenando nueva la piscina de Adriana?

La madre se inclinó con Adriana para meter sus dedos en el agua fría.  “¿Cuánto tiempo se necesita para llenarte a ti?”, preguntó, salpicando unas gotitas de agua en su dirección.

“¿Llenarme a mí?”  José dejó caer la manguera.  “¿Con qué?  ¿Agua?”

“No con agua”, contestó mamá.  “¡Amor!”

Adriana arrojó algunos juguetes en la piscina y rio cuando saltó agua a sus piernas.  “¡Lleno de amor!”, exclamó.

“No entiendo, mamá”, indicó José.  “Solo quiero ir a jugar fútbol”.

“Lo sé, sin embargo, primero te estás tomando el tiempo para ayudar a tu hermana.  Eso es porque Jesús nos llena de amor, así como tú llenas esta piscina”.  Su madre tomó una regadera amarilla de plástico, la sumergió en la piscina y derramó un poco de agua.  “La Biblia dice que el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo”.

José cerró la llave del agua y enrolló la manguera.  La piscina finalmente estaba llena.  Mamá sostuvo la mano de Adriana mientras la niña entraba en el agua fresca.  “Has mostrado el amor de Dios por tu hermana al llenar su piscina, a pesar de que preferirías estar en el parque”.

“Entonces, Dios me llena con Su amor”, afirmó José mientras acomodaba la manguera, “¿y ese amor lo compartimos con otros?”

“¡Exactamente!”, aseguró su madre.  “Ahora ve a jugar fútbol y que la pases muy bien”.  —  SUSAN HOLT SIMPSON

DIOS LLENA NUESTROS CORAZONES CON AMOR

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 5:5

EL AMOR DE DIOS HA SIDO DERRAMADO EN NUESTROS CORAZONES POR MEDIO DEL ESPÍRITU SANTO QUE NOS FUE DADO.

¿Alguna vez te has sentido impaciente como José?  A veces es difícil amar, especialmente cuando estás de apuro.  Pero si conoces a Jesús, Dios promete llenar tu corazón con Su amor, de modo que puedas compartirlo con otros.  Así, la próxima vez que te cueste amar, confía en que Dios derramará Su amor en tu corazón y lo llenará hasta el tope. 

Clave de Hoy
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