Las preguntas de Casandra

—¡Ahí estás! —exclamó alegremente la señorita Jimena cuando Casandra se unió a los demás niños.

Normalmente era le primera en llegar, pero esa mañana había llegado tarde a la iglesia infantil. Se había tropezado en las gradas mientras caminaba hacia la clase, y algunos de los niños se habían reído de ella. Avergonzada, Casandra había buscado tener unos minutos de soledad en el baño.

Ahora se dejó caer en su silla, donde sintió la monotonía de las actividades diarias mientras Casandra esperaba hacerle a la señorita Jimena las preguntas que le estaban dando vueltas en la mente.

—¿Qué sucede, Casandra? Te ves perturbada —comentó la señora Jimena cuando la mayoría de los niños se habían ido, al final del día.

—Tengo que hacerle una pregunta. Sé que podría hablar con la señora que me acoge en su hogar, pero no quiero que ella se enoje conmigo.

—Sentémonos —la señora Jimena la llevó a sentarse en los sillones de colores que estaban junto a la puerta, para que pudiera ver a los demás padres a su llegada.

—Tengo que saber cómo Dios nos castiga —empezó Casandra—. Quiero saber si Dios me está castigando si me golpeo con la mesa y me hago daño. O cuando me pego en el dedo del pie. O como ahora… tropecé en las gradas. ¿Dios permite que me haga daño porque hice algo malo?

—¡Me alegra que me hayas preguntado! No, Dios no te deja tropezarte en las gradas o golpearte en una mesa para castigarte, corazón. A veces los accidentes suceden. Pero esos no son castigos por las cosas que hemos hecho mal. ¿Recuerdas quién es Jesús, Casandra?

—Jesús es el Hijo de Dios que vino a la tierra, murió en una cruz, y luego resucitó —respondió la niña.

La señora Jimena asintió.

—¿Sabes la razón por la que murió? —Casandra se encogió de hombros—. La Biblia llama pecado a todas las cosas malas que hacemos, y el pecado debe ser castigado porque nuestros pecados se van en contra de lo que Dios dice que es bueno —explicó la señora Jimena—. Pero Dios quería salvarnos de ese castigo, que es la muerte y la separación de Él. Por eso envió a Jesús, quien vivió una vida perfecta, tomó nuestro lugar y ora por nuestros pecados, para que podamos ser perdonados —la maestra sonrió a su alumna—. Tanto así nos ama.

Casandra se quedó pensando por un momento.

—Si Jesús murió para que yo pueda ser perdonada, ¡quiero pedirle que también pague por mis pecados!

ALLISON WILSON LEE

JESÚS PAGÓ POR NUESTROS PECADOS

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 5:8

PERO DIOS DEMUESTRA SU AMOR PARA CON NOSOTROS, EN QUE SIENDO AÚN PECADORES, CRISTO MURIÓ POR NOSOTROS.

¿Alguna vez te has preguntado si Dios te está castigando cuando las cosas salen mal en tu vida? Vivimos en un mundo pecaminoso y roto, y eso significa que a veces suceden cosas malas. Pero Dios nos ama tanto que envió a Su Hijo, Jesús, para salvarnos. Jesús tomó el castigo que merecíamos al morir en una cruz por nuestros pecados. ¡Si confías en Él, puedes tener la confianza de que todos tus pecados han sido perdonados por Dios! (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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