La vida en la ciudad
Cristóbal y su familia acababan de mudarse a un pequeño apartamento en el centro de la ciudad para que su papá pudiera empezar un nuevo trabajo. El niño nunca había vivido en una ciudad grande y no había vivido tampoco en un apartamento. Siempre había morado en una casa con mucho espacio al aire libre para correr y jugar. ¡Ahora le parecía que estaba en una caja!
Para Cristóbal, en apartamento había también mucho ruido, especialmente por las noches. Siempre le parecía escuchar los sonidos más escalofriantes en la oscuridad.
“¡Mamá! ¡Papá!”, gritó el niño una noche.
“¿Qué pasa?”, preguntó su madre en el momento que entró corriendo en la habitación de Cristóbal.
“Oí unos ruidos afuera de mi ventana. Parecía que alguien quería entrar a la fuerza”.
Su padre se acercó a la ventana para revisar. “Hay un restaurante en la planta baja de este edificio”, comentó. “Oíste cómo algunos trabajadores salieron a sacar la basura”.
Cristóbal suspiró mientras se acostaba sobre su almohada. “Este lugar no se parece en nada a nuestra casa en el campo. Los ruidos por la noche hacen que me cueste dormir”.
Mamá se sentó al filo de la cama de su hijo. “Sé que puede ser difícil vivir en un lugar poco familiar que es tan diferente a lo que estás acostumbrado. ¿Recuerdas el versículo que te enseñé apenas llegamos acá? Proverbios 3:24 dice: ‘Cuando te acuestes no tendrás temor, sí, te acostarás y será dulce tu sueño’. Ese texto nos recuerda que no debemos tener miedo porque Jesús está con nosotros y promete cuidarnos”.
“Nos tomará algún tiempo acostumbrarnos a nuestro nuevo hogar… y a sus nuevos ruidos”, afirmó su padre. “Pero Jesús está contigo aquí tanto como estaba contigo en nuestra casa del campo. La Biblia dice que Él es nuestro refugio, nuestro lugar seguro. Cuando sientas temor, recuerda que Dios te está cuidando, sin importar dónde estés”.
“Está bien”. Cristóbal se acurrucó bajo las cobijas. “Trataré de recordarlo”.
Desde ese día en adelante, cada vez que el niño sentía miedo, recitaba ese versículo para sí mismo y en poco tiempo los ruidos dejaron de causarle temor, así que pudo dormir a pierna suelta”. — LISA FULLER
DIOS ES NUESTRO REFUGIO
VERSÍCULO CLAVE: SALMO 91:2
DIRÉ YO AL SEÑOR: «REFUGIO MÍO Y FORTALEZA MÍA, MI DIOS, EN QUIEN CONFÍO».
¿Alguna vez has sentido temor? Puede ser por un cambio de escuela o una casa nueva, acostumbrarse a una situación distinta puede darte miedo. Pero debes tener temor. Jesús siempre está contigo y te protege. Él promete cuidar de ti y ayudarte en las situaciones atemorizadoras. Cada vez que sientas miedo, refúgiate en Jesús. Él es tu lugar seguro.
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