La vela perfumada
Sonia inhaló profundamente al entrar en la casa. “Huelo a coco”, exclamó antes de correr hacia la cocina. “Mamá, ¿puedo comer un poquito?”
Su madre levantó la vista porque preparaba una ensalada y le entregó una zanahoria a Sonia.
La niña rio. “No, no quiero zanahoria. ¡Quiero un pedazo de pastel de coco!”
Mamá arrugó la frente. “¿Pastel de coco? No tengo”.
“¿Galletas de coco, entonces?” Sonia abrió la puerta del horno. “Huelo a coco”.
Su madre sonrió y apuntó una vela perfumada que estaba sobre la mesa. “Lo que hueles es esa vela con aroma a coco, hija”.
“¡Oh! Me está dando antojos”. Sonia suspiró. “Bueno, supongo que tendré que conformarme con la zanahoria”. La niña se sentó en la mesa y observó cómo su mamá picaba los tomates.
“¿Pasó algo interesante hoy en la escuela?”, preguntó la madre.
Sonia se encogió de hombros. “Oí que Eugenio le hablaba a alguien sobre Jesús. Él se la pasa evangelizando a los niños en la escuela todo el tiempo”.
“¡Qué excelente!”, opinó mamá.
Sonia frunció el ceño. “No sé si es excelente o no”.
Su madre levantó la vista, sorprendida. “¿Por qué lo dices? ¿Cómo podría no ser algo bueno?”
“Es por la manera en que lo hace”, explicó Sonia. “Es como si estuviera presumiendo porque conoce a Jesús y los otros niños, no. Creo que ni siquiera me gusta estar cerca de él”.
“Bueno, démosle el crédito por tener la valentía de hablar”, comentó mamá. “Al mismo tiempo, también podemos aprender algo de él”. La madre hizo una pausa. “El testimonio de una persona, es decir, la forma en que comparte de Jesús con los demás, puede ser como un rayo de luz que brilla en los ojos de otra persona, dejándola ciega. Por otro lado, un testimonio con un espíritu amable y bondadoso es como una vela perfumada”.
“Creo que ya sé a qué te refieres”, aseguró Sonia. “Tu vela de coco me hizo tener ganas de coco, y un testimonio bondadoso hará que los demás tengan ganas de conocer a Jesús, ¿verdad?”
Mamá asintió. “Cuando de manera consistente tratamos a otros como lo haría Jesús y les decimos de manera amable lo que Él significa para nosotros, ellos verán la diferencia que Él ha hecho en nuestras vidas. Entonces podrían decidir que también quieren conocer a Jesús”.
Sonia aspiró profundamente la fragancia que llenaba la cocina y sonrió. “Mamá, ¿podemos hacer pastel de coco después de la cena? ¡Esta vela me hace tener ganas de coco de verdad!” — BARBARA J. WESTBERG
EVANGELIZA CON UN ESPÍRITU AMABLE Y BONDADOSO
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 5:16
ASÍ BRILLE LA LUZ DE USTEDES DELANTE DE LOS HOMBRES, PARA QUE VEAN SUS BUENAS ACCIONES Y GLORIFIQUEN A SU PADRE QUE ESTÁ EN LOS CIELOS.
¿Qué clase de testigo eres? ¿Eres como ese rayo de luz que trata de hacer brillar la verdad de Dios en las personas sin medir nada? ¿O eres como una vela perfumada que delicada, pero consistentemente apunta a Jesús en todo lo que haces y dices? Aunque hay ocasiones en que una conversación directa sobre Jesús con otra persona es necesaria, nunca debemos hacerlo con una actitud de sabelotodo. Al contrario, deja que tu vida sea llena con el aroma del amor de Dios y Su bondad, para que la gente tenga ganas de conocerlo también.
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