Sin duda alguna

Demetrio suspiró mientras se sentaba en la playa y observaba las grandes olas que iban y venían.  Pensaba en algo que había hecho unos días antes… algo malo.  Sabía que estaba mal y le había pedido a Jesús que lo perdonara, pero ¿en verdad su pecado había sido borrado para siempre?  ¿Qué tal si regresaba?

El niño se volteó cuando a su abuelo se sentó junto a él.  “Mira, aquí estamos sentados junto a este bello mar, sin embargo, te ves más preocupado que un pavo antes de Navidad”, comentó el anciano.  “¿Qué te está molestando?”

Demetrio suspiró.  “Abuelo, ¿cómo sabemos que nuestros pecados en verdad han sido borrados?”

El anciano se quedó mirando el agua.  “Ver el océano me recuerda de un versículo en la Biblia que dice que Dios ha arrojado nuestros pecados a las profundidades del mar”.

“Oh, sí, recuerdo que aprendí un versículo sobre eso”, contestó el niño.  “Si están enterrados en el mar, los pecados no pueden salir flotando otra vez, ¿o sí?”

“¡Jamás!”, aseguró el abuelo.  “Dios también nos da otro ejemplo que nos ayuda a entender que están borrados para siempre.  ¿Puedes ver dónde termina el océano?”

Demetrio puso sus manos encima de sus ojos para afinar la vista y miró a la distancia.  Luego movió la cabeza de un lado a otro.  “No.  Puedo ver donde parece que termina, pero sé que va mucho más lejos.  Cuando dimos ese paseo en bote ayer, dolo podíamos ver cielo y agua en todas las direcciones”.

El abuelo asintió.  “Parecería que hay una distancia enorme del un extremo del cielo al otro, ¿verdad?  Pero eso no es nada en comparación con la distancia con la que Dios ha alejado nuestros pecados de nosotros.  La Biblia dice que los pecados de aquellos que confían en Jesús son quitados y puestos tan lejos como está el este del oeste”.

“En la escuela aprendimos que el este y el oeste jamás se juntan”, expresó Demetrio, pensativo.  “Están en direcciones totalmente opuestas, así que supongo que eso significa que nuestros pecados son quitados para siempre”.

“Sin duda alguna”, respondió el abuelo.  “Si tratamos de quitarlos por nuestra cuenta, no funciona… todavía estarán ahí.  Pero Jesús tomó el castigo por nuestros pecados en la cruz.  Cuando ponemos nuestra confianza en Jesús, Él los borra por completo.  Y puedes estar seguro de que Él ha hecho un buen trabajo.  ¡No volverás a ver esos pecados!”  —  RUTH I. JAY

JESÚS BORRA EL PECADO PARA SIEMPRE

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 103:12 (NTV)

LLEVÓ NUESTROS PECADOS TAN LEJOS DE NOSOTROS COMO ESTÁ EL ORIENTE DEL OCCIDENTE.

¿Te preguntas si necesitas recibir la salvación una y otra vez? Es cierto que todavía hay veces que pecas y debes confesar cualquier pecado a Jesús.  Pero si confías en Él como tu Salvador, ya sabes que Él ha quitado la culpa de tu pecado para siempre, ya no es parte de quién eres tú.  Está tan lejos de ti como el este del oeste.  El sacrificio que Él hizo por ti cubre todos tus pecados.

Clave de Hoy
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