La pierna del tío Mario

—El tío Mario salió al fin del hospital —le contó mamá a Natán cuando se sentaron a la mesa—. ¿No te parece genial? La tía Cata lo traerá para comer algo antes de irse a su casa.

A Natán se le revolvió el estómago. Se mordió el labio y se encogió de hombros. El tío Mario había tenido un accidente muy grave. Recordó como la cara de su madre se puso pálida por la preocupación cuando se enteraron de las noticias. Todos habían orado por el tío Mario, pero parte de su pierna tuvo que ser amputada. En poco tiempo la reemplazarían con una pierna artificial.

La tristeza se acumuló en el interior de Natán, y después sintió enojo. «¿Por qué Dios no salvó la pierna del tío Mario?», se preguntaba. «¿Será mi culpa? Tal vez me faltó orar más o no oré bien».

La puerta se abrió de par en par y sus tíos entraron. El tío Mario cojeó por la habitación con sus muletas y se sentó a la mesa. Durante la cena, Natán no podía comer nada. Trataba de sonreír mientras todos conversaban. Su tío le guiñó el ojo y entonces sintió que las lágrimas empezaron a caer.

—¿Qué pasó? —preguntó el tío Mario, preocupado.

—¡Oh, tío! —exclamó Natán, corriendo a sentarse junto a él—. Por favor, perdóname, no es justo. Oré por ti… todos en la iglesia oramos… pero aún así perdiste parte de tu pierna —el niño se secó las lágrimas de sus ojos—. Mis oraciones no fueron respondidas. Dios no me escuchó. ¡Debí haber orado más!

El tío Mario apretó cariñosamente la mano de su sobrino.

—Oh, Natán, Dios siempre oye tus oraciones, y las respondió de una forma maravillosa. Crees que tus oraciones no fueron escuchadas porque ahora necesito una prótesis en la pierna, pero Dios sí te escuchó. ¡Soy muy bendecido! Casi me muero, pero Dios me salvó y ahora tengo un nuevo comienzo. Voy a necesitar mucha fisioterapia para aprender a caminar con mi pierna nueva, pero eso no impedirá que haga las cosas que me encantan —él sonrió a Natán—. Sé que no será fácil, pero Jesús me ayudará en el proceso. Y, a pesar de que perdí parte de mi pierna, no se quedará así para siempre. ¡Recuperaré mi pierna cuando Jesús regrese y me dé mi cuerpo resucitado!

Natán sonrió en medio de las lágrimas y abrazó a su tío querido. «Gracias, Jesús, por escucharme después de todo», oró en silencio. Entonces regresó a su silla, listo para comer el delicioso platillo para esta celebración especial.

CINDY LEE

DIOS ESCUCHA NUESTRAS ORACIONES

VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 5:14 (NTV)

Y ESTAMOS SEGUROS DE QUE ÉL NOS OYE CADA VEZ QUE LE PEDIMOS ALGO QUE LE AGRADA.

¿Te preocupa alguien que está enfermo? ¿Te preguntas si Dios escucha tus oraciones por esa persona? Recuerda que Jesús nos ama tanto que murió y resucitó para que podamos tener vida eterna con Él. El Señor te ama y entiende lo que estás pasando. Aun si no contesta nuestras oraciones como quisiéramos, Él nos escucha y promete que estará con nosotros. Sigue orando y confía en Dios.

Clave de Hoy
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