La luz del Hijo (Parte 2)

Mi nombre significa ‘luna’, y la luna da luz”, pensó Kamaria después que en su clase de escuela dominical buscaran los significados de sus nombres.  “Yo también debería dar luz.  La señora Vargas dice que una forma en la que podemos propagar la luz es siendo útiles y bondadosos, así que eso haré esta semana”.

La niña tenía muy buenas intenciones, pero cuando su hermanito pequeño, Kojo, quería que ella le leyera una historia esa tarde, le informó que tenía cosas más importantes que hacer. 

El lunes en la noche, Kamaria tenía la intención de encargarse de lavar los platos mientras su mamá le daba un baño a Kojo, pero había un programa en la televisión que quería ver.  “Solo voy a mirar el comienzo”, decidió.  Sin darse cuenta, mamá entró y le dijo que era hora de ir a la cama, y el lavaplatos seguía lleno.

El martes, cuando una niña en la parada de autobuses dejó caer la pila de libros que cargaba, Kamaria pasó corriendo junto a ella y se subió en el autobús.

En la iglesia, el miércoles por la noche, Kamaria vio a su maestra de escuela dominical.  “Hola, señorita Luna”, le saludó la señora Vargas.  “¿Cómo estás?”

Kamaria suspiró.  “Quería hacer tantas cosas buenas, pero no me ha ido bien para nada.  Mamá y papá debieron ponerme otro nombre”.

“¿Acaso olvidaste que la luz no tiene luz propia?”, preguntó la señora Vargas.  “Refleja la luz del sol.  Tú tampoco tienes luz propia.  Solo puedes ser una luz si reflejas la Luz del mundo, a Jesús.  Para eso, tienes que pertenecerle a Él.  ¿Has puesto tu confianza en Jesús?”  Kamaria asintió.  “Entonces confía en que Él llenará tu corazón con Su amor, para ayudarte a buscar las maneras de reflejar ese amor al cuidar de otros”, explicó la señora Vargas.

Al día siguiente, cuando Kamaria pasó corriendo por la casa de la señora García en el camino a su casa, vio cómo la anciana luchaba con un pesado basurero.  Recordando las palabras de su maestra, Kamaria platicó con la señora García y luego la ayudó a llevar el basurero al filo de la vereda.

El resto de su camino a casa, Kamaria se puso a tararear una melodía.  “Gracias, Jesús”, oró.  “Gracias por ayudarme a reflejar Tu luz”.  —  PHYLLIS M. ROBINSON

REFLEJA LA LUZ DE JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: FILIPENSES 2:15

USTEDES RESPLANDECEN COMO LUMINARES EN EL MUNDO.

¿Estás reflejando la luz de Dios a los demás?  ¿O estás tratando de brillar por tu cuenta?  Así como la luna, solo podemos reflejar la luz del Hijo.  Solo podemos amar a otros y hacer el bien porque Jesús, el Hijo de Dios, hace brillar Su luz en nosotros.  Si conoces a Jesús, Él obrará en tu vida para que otros puedan ver Su amor en ti.  Confía en que Él te hará un reflejo de Su luz en un mundo de oscuridad.

Clave de Hoy
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