La lista de Lina

—A ver, la señora García ordenó cuatro cajas de galletas con chispas de chocolate, la tía Catalina quiere una caja de avena con pasas y una caja de delicias con doble chocolate y para la señora Jerez son tres cajas de galletas de azúcar —murmuró Lina para sí misma.

La niña estaba colaborando para recaudar fondos para su escuela y había vendido galletas a varias familias de su vecindario. Lina terminó de llenar cuidadosamente el formulario para hacer la orden y lo llevó a la escuela al día siguiente. Cuando las galletas llegaron, ella revisó todas las cajas con su lista, para asegurarse de que las órdenes estuvieran correctas. Después salió a entregar las galletas a las personas que las habían pedido.

Cuando Lina se detuvo en la casa de los García, la señora abrió la puerta.

—Aquí tiene —le dijo Lina—. Cuatro cajas de galletas de chispas de chocolate.

—¡Yupi! ¡Galletas! —exclamó el hijo mejor de los García, Jorge. Él tomó ansioso una galleta de la caja que la señora García acababa de abrir.

Cuando Lina se volvió a subir a su bicicleta, un niño pequeño se acercó corriendo a ella desde la casa vecina.

—¡Oh! —exclamó al ver lo que tenía—. ¡Yo también quiero galletas!

Lina conocía bien al niño. Su familia asistía a su misma iglesia que su familia.

—Lo siento, Natán —expresó después de revisar su lista—, pero no veo el nombre de tu familia aquí —ella le sonrió—. Todavía estoy recibiendo pedidos, así que pregúntale a tu mamá o a tu papá si quieren comprar galletas.

El padre de Natán estaba trabajando en el jardín y caminó hacia ellos.

—Los escuché —aseguró—, y nos gustaría comprar unas galletas, ¿verdad, Natán?

El niño asintió emocionado.

—¡Qué bien! —declaró Lina—. Entonces tu nombre estará en mi próxima lista, Natán, y también recibirás galletas.

—Tu lista de nombres me recuerda al mensaje que compartió del pastor Homero la semana pasada —comentó el padre de Natán—. ¿Lo recuerdas? El pastor Homero nos recordó que un día todos enfrentaremos a Dios. Él buscará para ver si nuestros nombres están escritos en el cielo. Ellos tienen que estar en la lista de Dios, en el libro de la vida.

—Y si nuestros nombres están ahí, podremos pasar la eternidad con Él —indicó Lina. La niña sonrió a Natán—. ¡Esa es la lista en la que quieres que esté tu nombre!

Natán le devolvió la sonrisa.

—Ya está —afirmó—, ¡porque confíe en Jesús para que sea mi Salvador!

HOLLY F. CEPEDA

CONFÍA EN JESÚS PARA EN ENTRES EN LA LISTA DE DIOS

VERSÍCULO CLAVE: LUCAS 10:20

REGOCÍJENSE DE QUE SUS NOMBRES ESTÁN ESCRITOS EN LOS CIELOS.

¿Está tu nombre en la lista de Dios? Esa es una pregunta muy importante, porque solo quienes tengan sus nombres escritos en el cielo pasarán la eternidad con Jesús. El día para confiar en Él es hoy, ¡ahora mismo! Admite tu pecado y confía en Él para que te salve. Entonces tu nombre estará escrito en el libro de la vida, en el cielo. (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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