La decisión de Hortensia

Cuando Hortensia salió corriendo al patio de juegos, observó que Lily y Emma conversaban en las barras paralelas.

—Hola, Hortensia —Lily sonrió cuando su amiga corrió hacia ellas—. ¿Quieres un turno? —La niña apuntó a las barras, donde Emma estaba colgada boca debajo de las piernas.

—Claro —.  Hortensia se impulsó para subirse a las barras, junto a Emma.

—Estábamos hablando de Damián —le comentó Lily—.  Emma dice que le vio otra vez metiéndose los dedos en la nariz durante la clase.  Él me da tanto asco.

Emma rio, pero Hortensia forzó una sonrisa aunque en su interior se le revolvió el estómago nerviosamente.  No le gustaba el rumbo de esa conversación.

—Sí —agregó Emma—. ¿Viste lo que trajo hoy para el almuerzo?  ¡Atún!  Yo me siento cerca de él en clase y ahora va a oler a pescado.

—Oh, Emma, eso literalmente apesta —.  Lily puso una cara de comprensión.  Ambas niñas miraron a Hortensia, como esperando que ella añadiera algún comentario.

—Tal vez podríamos ofrecerle un chicle de menta —sugirió Hortensia, insegura.  No le gustaba que estuvieran diciendo cosas tan crueles sobre Damián.

—¿Un chicle de menta? —Lily se echó a reír—.  Oh, Hortensia, ¡eres tan graciosa!  Si Emma le ofreciera un chicle de menta, él se haría ilusiones pensando que tal vez quiere ser su amiga.

—¿Qué tiene eso de malo? —preguntó Hortensia, sin pensar.

—No puedes estar hablando en serio —.  Lily se subió a las barras, en medio de Hortensia y Emma.  —Es mi turno —anunció, y Hortensia se bajó de las paralelas.  Su corazón se llenó de tristeza.  Sentía que Lily la estaba haciendo a un lado.

—O sea —dijo Hortensia con desesperación—, obviamente un chicle de menta no sería suficiente para quitarle ese olor.  Tendrías que darle toda la caja.

Hubo un momento de silencio, pero después Lily sonrió y dio palmaditas a las barras.  —Creo que sí hay espacio aquí para las tres, después de todo.

Con un suspiro de alivio, Hortensia se trepó nuevamente en las barras.  Con el rabo del ojo vio cómo Damián corrió junto a ellas en el patio.  ¿Había oído lo que dijo?  La niña se llenó de remordimiento al recordar que Jesús amaba a Damián y murió por él, al igual que por ella.  Pero había estado tan desesperada por ser aceptada por sus amigas, que estuvo dispuesta a burlarse de él.

—Chicas, tengo que irme —les dijo antes de salir corriendo detrás de Damián, para pedirle perdón.  Nunca es demasiado tarde para amar a los demás como Jesús los ama.  —  HEATHER GARDNER

AMA A LOS DEMÁS

VERSÍCULO CLAVE: GÁLATAS 5:14 (NTV)

PUES TODA LA LEY PUEDE RESUMIRSE EN UN SOLO MANDATO: «AMA A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO».

¿Alguna vez has dicho o hecho algo poco amable porque querías ser aceptado por otros?  ¿Cómo te sentiste después?  Puede ser difícil confrontar a tus amigos, pero Jesús siempre está contigo.  Si alguna vez te encuentras en una situación difícil, pídele que te ayude.  Jesús sufrió el mayor de los rechazos en la cruz, porque te ama, y Su amor es mejor que la aprobación de cualquier amigo.  Él te ayudará a amar a los demás, como Él los ama.

Clave de Hoy
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