La amiga por correspondencia
Rosa chilló de la emoción cuando su madre le entregó una carta.
—¡Es de mi nueva amiga por correspondencia! —la niña había esperado semanas para recibir la carta de su amiga. Su grupo de estudiantes en casa se había unido a un servicio de amigos por correspondencia donde juntaban a niños de estados diferentes—. Ella es de Ohio… no queda muy lejos de Michigan —observó Rosa mientras rompía el sobre para sacar la carta.
La niña se encaramó en el sillón y leyó atentamente cada palabra de la carta.
—¡Mamá, ella es la amiga por correspondencia perfecta! Se llama Lili y, ¿sabes?, ¡nuestros cumpleaños son casi el mismo día! A Lili le gusta la moda, ¡y ni siquiera tuve que contarle que a mí también! No veo la hora de enviarle los dibujos de la ropa que he diseñado.
—Parece que Dios las juntó de manera perfecta —contestó su madre con una sonrisa.
Al día siguiente, cuando Rosa puso su carta para Lili en el buzón, se quedó pensativa.
—¿Sabes, mamá? He estado pensando en algo. Aprendí tanto sobre Lili solo con una carta. En uno de mis devocionales esta semana, estaba leyendo sobre cómo podemos ser cartas que otras personas pueden leer, por la forma en que vivimos. Me pregunto lo que lee la gente cuando ve mi vida.
—Es muy difícil pensar en eso, pero es necesario —aseguró mamá mientras caminaban de regreso a su casa—. En el libro de Segunda a los Corintios, el apóstol Pablo escribió a la iglesia de Corinto, porque quería recordarles que eran nuevas personas en Cristo. ¿Te acuerdas de cómo, antes que Jesús viniera, había todas esas reglas del viejo pacto que la gente tenía que seguir?
—Sí, pero cuando Jesús murió en la cruz y resucitó, cambió todo —Recordó Rosa—. Él nos da a quienes hemos confiado en Él Su bondad y Su Espíritu Santo, que siempre está con nosotros.
Su madre asintió.
—Pablo les dijo a los creyentes en Corinto que ahora podrían mostrar a otros un destello del nuevo pacto por la forma en que vivían. Este mejor pacto no estaba escrito en piedra, como los Diez Mandamientos, sino que fue escrito en sus corazones.
—¡Cartas vivas! —Rosa iba dando saltitos por el camino—. No soy perfecta, pero conozco a Jesús. Voy a orar para que, cuando la gente vea mi vida, puedan ver a Jesús.
SAVANNAH COLEMAN
SÉ UNA CARTA VIVA PARA JESÚS
VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 3:3
SON CARTA DE CRISTO… NO ESCRITA CON TINTA, SINO CON EL ESPÍRITU DEL DIOS VIVO; NO EN TABLAS DE PIEDRA, SINO EN TABLAS DE CORAZONES HUMANOS.
¿Tienes un amigo por correspondencia o alguien a quien le escribes cartas? Si tu respuesta es que sí, ya conoces la emoción de recibir una carta de su parte. ¡Imagina cómo se sintieron quienes recibieron las cartas de Pablo! El apóstol les recordó a los seguidores de Cristo en Corinto que sus vidas eran como cartas para quienes los rodeaban. Confía en que Jesús te ayudará a vivir de tal manera que otros vean Su bondad que brilla a través de ti. Eres una carta viva para ellos.
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