Humíllate

“Adivina, mamá”, le dijo Andrea al entrar abruptamente por la puerta.  “¡Las maestras me seleccionaron para dar los anuncios por la mañana durante todo un mes!”

Su madre se limpió la masa de la tarta de sus dedos.  “¡Qué maravilloso, hija!  Estoy muy feliz por ti”.

Andrea frunció el ceño.  “¿Feliz por mí?  ¡Deberías estar orgullosa!  Me eligieron por encima de todos los demás.  ¡Mi voz debe ser increíble cuando hablo en público!”

Su madre hizo una mueca.  “A ver, señorita Increíble, estoy orgullosa de ti, pero no dejes que se te suba a la cabeza.  Anda a hacer tus tareas mientras termino de hacer esta tarta”.

“¿Puedo hacer primero una llamada rápida?”, preguntó Andrea.

“Está bien, pero que sea breve”, contestó mamá.

Después de poner la tarta en el horno, la madre encontró a Andrea en su habitación con los brazos cruzados, con la mirada perdida.  “¿Terminaste tu tarea?”, preguntó mamá.

Andrea negó con la cabeza.  “Cuando llamé a Susana y le conté que me eligieron para dar los anuncios, me dijo que estoy siendo arrogante.  ¿Eso significa que soy orgullosa?”

“Bueno, sí parecías estar bastante orgullosa del hecho que te hayan elegido”, admitió su madre, sentándose en la cama.  “La Biblia nos dice que no nos hinchemos de orgullos porque todas nuestras habilidades proceden de Dios”.

“Entonces, ¿no está bien que me alegre de que me hayan elegido?”, preguntó la niña.

“Por supuesto que debes alegrarte”, aseguró mamá.  “Pero hazlo con un espíritu humilde.  Cuando empezamos a sentir orgullo, debemos recordar la humildad de Jesús.  Él estuvo dispuesto a venir a la tierra a morir por nuestros pecados, a pesar de que es Dios.  Y Él es quien nos da nuestras habilidades, así como las oportunidades para desarrollarlas y utilizarlas para ayudar a los demás”.  La madre sonrió a su hija.  “Quizá deberías aceptar humildemente tu puesto con los anuncios como una oportunidad de Dios para desarrollar la voz que Él te dio y aprender a usarla para conectarte con las personas”.

“A Susana le debe haber parecido que estaba presumiendo.  ¿Puedo volver a llamarla para pedir perdón?  También tengo que agradecerle; probablemente ella me ahorró una vergüenza”.

Su madre caminó hacia la puerta.  “Está bien, llámale a tu amiga y luego baja a cenar”.

“¿Qué hay de postre?”, preguntó Andrea.

Mamá se volteó y le guiñó el ojo.  “Tarta de humildad”.

La niña rio.  “¡Creo que me serviré dos pedazos!”  —  LINDA RAY CENTER

SÉ HUMILDE

VERSÍCULO CLAVE: PROVERBIOS 11:2

CUANDO VIENE LA SOBERBIA, VIENE TAMBIÉN LA DESHONRA; PERO LA SABIDURÍA ESTÁ CON LOS HUMILDES.

¿Te mueres de ganas de contar a otros cuando has ganado un trofeo u obtuviste el papel principal en una obra de teatro?  Aunque está bien que sientas satisfacción por tus logros, ten cuidado de no permitir que esos sentimientos se conviertan en orgullo.  En vez de levantarte por encima de los demás, acepta humildemente los dones que Dios te ha dado.  Jesús es el ejemplo perfecto de humildad.  Da gracias por cada oportunidad que Él te da para desarrollar tus dones y úsalos para servirle.

Clave de Hoy
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