Herramientas afiladas

“¡Este cuchillo no cortaría ni mantequilla!”, se quejó la madre mientras luchaba para cortar las rebanadas de la carne al horno.  “¡Nuestro almuerzo se verá como si lo hubiera hecho pedazos con mis dientes!”

Papá rio.  “Lo llevaré a mi taller para afilarlo más tarde”.

Después del almuerzo, Raquel se acercó a su padre.  “Papá, estoy atorada en este problema de matemáticas.  ¿Podrías ayudarme?”  La niña le entregó su papel y lápiz.

“Lo voy a intentar”, afirmó el padre, pero enseguida le devolvió el lápiz.  “¿Tienes un sacapuntas?”, preguntó.  “Esta punta está tan desgastada que no podría escribir nada con el lápiz”.  Raquel se apresuró a sacar la punta del lápiz.

Esa noche, durante el devocional familiar, papá leyó algunos versículos de Efesios: “Las herramientas desafiladas que hemos usado hoy en casa me hicieron pensar en la espada que nunca hace falta afilar: la Biblia, que es la Palabra de Dios”, explicó.  “Nuestros cuchillos y lápices pierden su filo y su punta, y tienen que ser afilados con frecuencia, pero la Palabra de Dios siempre es afilada y poderosa.  Por supuesto, debemos usar esa espada.  ¿Quién sabe cómo utilizarla?”

“Eh… ¿leyéndola y aplicándola a nuestras vidas?”, sugirió Iván.

“¿O yendo a la iglesia para aprender más sobre lo que dice?”, preguntó Raquel.

“Sí”, señaló su padre.  “Dios nos habla cuando leemos y estudiamos Su Palabra.  A veces esta nos convence de pecado y nos causa dolor.  Nos podría parecer que es incluso más afilada que una espada”

“Sí, pero es un dolor del bueno”, aseguró mamá.  “Es como el dolor que sentimos cuando ejercitamos nuestros músculos.  Es bueno para nosotros”.

“Y la Biblia siempre nos dice cómo debemos lidiar con el pecado en nuestras vidas”, indicó papá.  “Debemos confesarlo a Jesús, quien nos libró del poder pecado para que podamos hacer lo que es correcto”.

“La gente solía pelear batallas con espadas, así que supongo que usamos la Biblia cuando luchamos contra el pecado”, declaró Iván.

“Y contra las mentiras que Satanás quiere que creamos…  como que Dios no nos ama o que no nos perdona por las cosas malas que hacemos”, agregó Raquel.

“Correcto”, expresó su padre.  “¿Alguna otra idea?”

“Leer la Biblia no siempre es doloroso”, respondió la madre.  “Me siento consolada y animada cuando recuerdo muchas de las promesas de Dios”.

Papá asintió.  “Asegurémonos de utilizar nuestras espadas todos los días”.  — RAELENE E. PHILLIPS

UTILIZA TU ESPADA: LA BIBLIA

VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 4:12 (NVI)

LA PALABRA DE DIOS ES VIVA Y PODEROSA, Y MÁS CORTANTE QUE CUALQUIER ESPADA DE DOS FILOS… Y JUZGA LOS PENSAMIENTOS Y LAS INTENCIONES DEL CORAZÓN.

¿Estás usando tu espada, es decir, tu Biblia?  Léela y piensa en lo que Dios te dice.  ¿Te está mostrando un pecado en tu vida por el que tienes que pedir perdón?  ¿Te está recordando que confíes en Él en medio de una situación difícil?  ¿Te está asegurando que Dios siempre te amará?  Su palabra es cortante y poderosa.  Escucha lo que dice la Escritura y tómala en serio.

Clave de Hoy
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