Gratis como el aire
“No entiendo a Heidi”, expresó Alma con la cabeza baja y la mirada fija en un dulce que tenía en la mano. “Hace unos días me dio un brazalete como pago por ayudarle con matemáticas. Ahora me dio este caramelo para pagarme por una galleta que le di ayer. No es que no quiera el dulce, pero he llegado al punto en que no estoy segura si quiero hacer algo por ella, porque ella siempre cree que tiene que retribuirme con alguna cosa”.
“Algunas personas son así”, comentó su madre, “pero no creo que deberías dejar de ayudarla. Creo que deberías aceptar con gracia lo que ella haga a cambio”.
“Supongo”, dijo Alma, “pero tú sabes, mamá, que ella incluso cree que tiene que pagarle a Dios por todo lo que Él le da. Cuando estábamos platicando después del club bíblico, el otro día, me dijo que no comprendía cómo alguien podía aceptar la idea que podían ir al cielo solo por creer. Heidi dice que su intención es ganarse la entrada al cielo yendo a la iglesia y viviendo honestamente. Ella no cree que Dios no quiere que ella acepte algo a cambio de nada”.
“Oh, ¡eso sí es grave!”, afirmó su madre. “Oremos para que ella vea que eso que cree no es sabio”.
Pocos días después, Alma y Heidi realizaron un experimento en su clase de ciencias. Al combinar varios químicos, hicieron un gas que olía como los huevos podridos.
“¡Qué asco! ¡Aire! ¡Necesito aire!” Heidi contuvo la respiración dramáticamente mientras salía corriendo para abrir una ventana. Alma rio al mismo tiempo que respiraba profundamente el aire fresco y limpio.
De repente, alma tuvo una idea. “Aguántate la respiración”, le indicó a Heidi, “¡hasta que hayas pagado por el aire!”
“¿Qué? ¿Estás loca?”, preguntó Heidi.
“Dijiste que no aceptarías nada sin dar algo a cambio, ¿recuerdas?”, aseguró Alma. “Sin embargo, todos los días, todo el día, respiras aire y no pagas por él. Si puedes aceptar el regalo de Dios en el aire, ¿por qué es tan difícil que aceptes Su regalo de la salvación? Es tan gratuito como el aire que respiras”.
Heidi miró a Alma, extrañada. “Nunca lo había visto de esa manera”, admitió. “Voy a tener que pensarlo”. – HAZEL MARETT
LA SALVACIÓN ES GRATIS
VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 6:23
LA DÁDIVA DE DIOS ES VIDA ETERNA EN CRISTO JESÚS SEÑOR NUESTRO.
¿Te das cuenta de que el aire que respiras es un maravilloso regalo de Dios? Sería una necedad creer que podrías pagar por él. No puedes ponerle un precio a algo como el aire. La vida eterna es un regalo aún más maravilloso y tampoco puedes pagar por ella. ¿Quieres confiar en Jesús y aceptar Su regalo de la vida eterna? (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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