Flores marchitas

Greta y Helga corrieron por el terreno vacío que había detrás de su casa.  La cálida brisa de verano mecía el pasto y las mariposas doradas aleteaban entre las flores del campo.

“Mamá fue tan amable al empacarnos un almuerzo para traer acá, ¿no crees?”, comentó Greta mientras ubicaba su canasta en el suelo.  “Ella dijo que podíamos jugar aquí siempre y cuando ella pueda vernos desde la casa”.

“¡Mira!” Helga señaló una mata de flores rosadas.  “El color favorito de mamá es rosado.  Recojamos algunas flores para ella”.

Las niñas recogieron algunas flores y las pusieron en la sombra.  Luego jugaron el resto de la mañana, antes de comer su almuerzo.  “¡Esto está delicioso!”, exclamó Helga mientras mordía su sándwich.

Greta asintió.  “El abuelo dice que todo sabe mejor afuera, y creo que tiene razón”.

Después de comer, las niñas jugaron un poco más.  “Ahí está mamá”, indicó Greta, mirando en la dirección de su casa.  “Nos está haciendo señas para que vayamos a casa.  ¡Regresemos!”

“¡Espera!  Sus flores”, dijo Helga, corriendo hacia el árbol para ir a buscarlas.  “¡Oh, no!”, gritó mientras las sostenía en alto.  “¡Mira!  Están todas marchitas y feas.  Vayamos a recoger más”.

“Es demasiado tarde.  Tenemos que ir a casa”, aseguró Greta.  “Debimos habérselas llevado a mamá en seguida”.

Cuando las niñas le contaron a su madre sobre las flores, ella sonrió.  “Está bien”, afirmó.  “Fue una linda idea.  Pueden traerme flores otro día”.  La madre abrazó a sus hijas.  “Hay un versículo de la Biblia que compara nuestras vidas en la tierra con el pasto que se seca y las flores que se marchitan.  Eso siempre me recuerda que el tiempo pasa muy rápido.  A veces creemos que tenemos mucho tiempo para hacer algo, pero antes que nos demos cuenta, hemos perdido la oportunidad”.

“Eso fue lo que pasó hoy con las flores”, admitió Helga.

“Sí”, expresó mamá, “e incluso perder de vista cosas pequeñas y cotidianas, como que alguien te dé flores, puede hacernos sentir tristes.  Pero es mucho más triste cuando alguien pierde la oportunidad de conocer a Jesús como su Salvador.  La Biblia nos urge a confiar en Él para nuestra salvación ahora mismo.  No quiero postergarlo hasta que sea demasiado tarde”.  —  SHERRY L. KUYT

AHORA ES EL MOMENTO PARA CONFIAR EN JESÚS

VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 6:2 (NTV)

EL «MOMENTO PRECISO» ES AHORA. HOY ES EL DÍA DE SALVACIÓN.

¿Hay cosas que postergas para más tarde?  ¿Es confiar en Jesús como tu Salvador una de ellas?  En este momento, probablemente sientas que tienes mucho tiempo para tomar esa decisión.  Pero la verdad es que no sabes si tendrás un día más… o aun un minuto más.  No esperes más.  La invitación de Dios no durará para siempre.  Confía en Jesús hoy mismo.  (Haz clic aquí para que conozcas las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).

Clave de Hoy
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