Fama y fortuna
“Algún día caminarán por este lugar y verán mi camiseta, mis zapatos y mi número de uniforme por todos lados”, afirmó Bruno con una sonrisa mientras él y los otros niños en su clase de escuela dominical salían del Salón de la Fama de fútbol.
Eloy rio a carcajadas. “¡Lo dudo mucho!”, exclamó.
“Espera, ¡ya lo verás!”, declaró Bruno. “Seré tan famoso como todos los jugadores que tienen sus cosas aquí. Todos me van a reconocer cuando camine por la calle, ¡y voy a tener muchísimo dinero!”
“Qué impresionante”, opinó el señor Buenaño, su maestro, “pero no olvides que la fama y la fortuna no pueden darte la felicidad. Lo importante es tener una relación con Jesús y que estés dispuesto a hacer lo que Él te pida. Ya seas rico o pobre, famoso o desconocido, la única manera de tener gozo verdadero es a través de Jesús”.
“Así es”, aseguró Eloy. “Por eso voy a ser misionero. Son mucho más importantes que los jugadores de fútbol”. El niño lanzó una risita burlona en dirección de Bruno.
“¡A ver, espera!”, advirtió el señor Buenaño. “Eloy, si el Señor quiere que te mudes a otro país algún día para hablar a las personas allá acerca de Jesús, sería maravilloso. Pero si Él quiere que Bruno sea un jugador de fútbol rico y famoso que comparta su testimonio sobre Jesús, también será grandioso”.
“¿En serio?”, preguntó Eloy, sorprendido. No estaba seguro de que eso le sonara bien.
El señor Buenaño asintió. “Lo que quiero decir es que, ya sea que lleguen a ser jugadores de fútbol, ingenieros, misioneros, enfermeros, oficinistas, maestros de escuela, lo que sea, asegúrense de que su meta principal sea servir a Jesús y mostrar Su amor a los demás. Él da a los cristianos diferentes tareas y circunstancias en la vida, para que podamos alcanzar a las personas de diferentes maneras, pero siempre es con el mismo propósito: dirigir a otros hacia Jesús, para que puedan conocerlo también como su Salvador”.
“Entonces, cuando seamos grandes, podemos servir a Dios de muchas maneras distintas”, observó uno de los otros niños. “¡Qué genial!”
“Sí”, aseguró el maestro, “pero no esperen a ser grandes para servir a Dios. ¡Honren y sirvan al Señor en todo lo que hagan desde ahora!” — SHERRY L. KUYT
SIRVE A DIOS EN CUALQUIER COSA QUE HAGAS
VERSÍCULO CLAVE: 1 CORINTIOS 10:31
HÁGANLO TODO PARA LA GLORIA DE DIOS.
¿Qué ambiciones tienes para el futuro? Pídele a Dios que te muestre Su voluntad. Si Él quiere que seas futbolista, sé el mejor, pero que el deseo de tu corazón sea Cristo, más que la popularidad o el dinero. Si Dios te llama a las misiones, sé el mejor misionero que puedas ser. Cualquier cosa que hagas en el futuro, hazla para la gloria de Dios. Pero no esperes a ser grande para servirlo. ¡Comienza hoy mismo!
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