Esos feos zapatos cafés

Alicia siempre se ponía nerviosa el primer día de clases, pero hoy era el peor de todos porque su familia acababa de mudarse a una nueva ciudad.  La niña sonrió tímidamente a un par de jovencitas.  Una de ellas bajó la mirada para ver los pies de Alicia y dijo groseramente: “Qué anormal”.  La otra niña torció los ojos.  Luego le dieron la espalda y se alejaron entre risitas.

Alicia abrazó su mochila y cojeó hasta su casillero.  “Los niños ya se están burlando de mis zapatos”, pensó.  “¿Qué dirán cuando se den cuenta de la forma en que camino?

Una niña de largos rizos oscuros amarrados en una cola detrás de su cabeza metió un montón de ropa de educación física en el casillero junto al de Alicia.  “Hola”, saludó.  “Debes ser nueva aquí.  Me llamo Jade”.

“Hola, Jade”.  A Alicia le salió un gallo.  “Soy Alicia”.

“¿Quisieras acompañarme a la biblioteca?”, preguntó Jade.  La niña cerró su casillero con un portazo y empezó a andar por el pasillo.  Cuando Alicia cojeó detrás suyo, Jade caminó más despacio.  Entonces bajó la mirada para ver los zapatos de Alicia.  “¿Te duelen los pies?”, preguntó.

“Es que… es que nací con los pies torcidos”, explicó Alicia, “pero me operaron hace dos meses.  El doctor dice que si uso estos feos zapatos ortopédicos por un año, mis pies quedarán bien”.  Para su alivio, Jade simplemente sonrió y asintió.

Los días pasaron y Jade siguió tratando a Alicia como su amiga, pero otros niños no hacían lo mismo.  Un día, mientras las dos muchachas caminaban por el pasillo, uno de sus compañeros apuntó los zapatos de Alicia y gritó: “¡Miren esos zapatos cafés tan feos!  ¡Guácala!”  Las cabezas voltearon y muchos niños rieron.

“¿Cuál es tu problema?”, preguntó Jade y los chicos se quedaron boquiabiertos.  “Alicia tuvo una operación en sus pies.  Sus zapatos son como un yeso que le ayudan a sanar”.  El pasillo quedó en silencio y nos niños se dispersaron.

“Gracias, Jade”, expresó Alicia, “pero ¿no crees que ahora los demás se burlarán de ti, por defenderme?”

“Tal vez”, afirmó Jade, “pero soy cristiana, entonces quiero ser amable incluso cuando los otros sean crueles, porque Jesús es así.  Además, eres mi amiga”.  La niña sonrió.  “Después de la escuela, veamos si nuestras mamás nos dejar salir a comprar los cordones de color más intenso que podamos encontrar, tan intensos que los niños verán los cordones en lugar de fijarse en tus zapatos.  Yo quiero unos iguales.  ¿No crees que las amigas deberían usar cordones iguales en sus zapatos?”  —           DOROTHY SKINNER

MUESTRA EL AMOR DE DIOS A TODOS            

VERSÍCULO CLAVE: 1 JUAN 4:11

SI DIOS ASÍ NOS AMÓ, TAMBIÉN NOSOTROS DEBEMOS AMARNOS UNOS A OTROS.

¿Has defendido a alguien de quien los otros niños se han burlado?  ¿O te unes a las risas?  Cuando sientas la tentación de hacerlo, piensa en el gran amor de Dios por ti.  Como todos, eres un pecador, pero Dios te ama tanto que envió a Su Hijo, Jesús, a tomar el pecado por cada mala acción que has cometido.  Demuestra Su amor a los demás al ser amable, especialmente con aquellos que con frecuencia son despreciados.

Clave de Hoy
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