Extiende tu mano
Karen corrió ansiosamente afuera para traer el correo. La mayoría de los sobres eran para su mamá, pero en las últimas semanas muchos también habían sido para ellas. Inmediatamente después del accidente de su padre, a duras penas podía abrir las tarjetas, pero ahora esperaba con impaciencia los mensajes que eran para ella, y colgaba todos cuidadosamente en su pared. Las palabras de ánimo y versículos la consolaban y los recuerdos que compartía la gente sobre su papá a menudo la hacían reír.
Karen dio un vistazo a las cartas y luego se paralizó cuando vio el logotipo de un campamento en uno de los sobres. Cada año, cuando llegaban al campamento familiar, su padre le tomaba de las manos y columpiaba a su hija para celebrar sus vacaciones anuales. Pero este año nadie la columpiaría. Las lágrimas rodaron por el rostro de Karen antes que ella pudiera detenerlas. Sus hombros decayeron, al igual que su ánimo, y entró a la casa arrastrando los pies. La niña levantó la vista lentamente para mirar a su madre. “Oh, mamá, extraño tanto a papá”.
La madre abrazó a Karen mientras lloraba. “Yo también lo extraño”, expresó mamá. “Por ejemplo, ¿recuerdas cuando saltaste a la piscina, durante el campamento, y no sabías nadar?”
“Claro que sí”, contestó Karen. “Papá me tendió su mano y yo la tomé”.
“Así es”, afirmó su madre. “Y cuando eras pequeñita, ¿qué hacía papá cuando tenías miedo en la noche o cuando caminábamos por un estacionamiento?”
Karen sonrió. “Él me tomaba de la mano”.
“Sé lo difícil que es que tu papá ya no esté aquí, pero todavía tienes a tu Padre celestial. Sus manos crearon el mundo entero, y siempre están listas para sostener las tuyas”. Mamá limpió una lágrima de la mejilla de su hija. “Jesús entiende el dolor que estamos viviendo y podemos acudir a Él cada vez que nos sintamos tristes o solas. Él nos consolará y nos recordará que papá está ahora con Él y que un día lo volveremos a ver. Podemos contar en que Dios sostendrá nuestras manos y nos ayudará. ¡Siempre!”
Su madre tomó un marcador y dibujó un corazón en el centro de la palma de la mano de Karen. “A pesar de que tu papá ya no está aquí para tomar tu mano, Jesús siempre está contigo. Él te ama y tomará tu mano para consolarte y ayudarte”. – SHANDA SPRICK
JESÚS TOMARÁ TU MANO
VERSÍCULO CLAVE: ISAÍAS 41:13 (NVI)
PORQUE YO SOY EL SEÑOR, TU DIOS, QUE SOSTIENE TU MANO DERECHA; YO SOY QUIEN TE DICE: “NO TEMAS, YO TE AYUDARÉ”.
¿Alguna vez sientes miedo o soledad? A lo mejor te despiertas con pesadillas por las noches o extrañas a alguien especial. Jesús no nos promete que nunca vamos a tener miedo o a estar tristes, pero sí nos promete que estará con nosotros todo el tiempo y que nos tomará de la mano. Pruébalo. Extiende tu mano cuando necesites consuelo de Jesús e imagina Su mano tomando la tuya. Confía en que Él estará contigo y te dará de Su paz.
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