Etán ayuda a papá

Etán no podía creer lo enojado que había estado su padre últimamente.  Mamá le dijo que era porque su compañía se había metido en grandes problemas con la construcción de un edificio que estaban levantando.  Le contó que el inspector del gobierno no aprobó los planos que papá había dibujado para la instalación eléctrica.   “No entiendo nada de eso”, pensó Etán.  “Solo sé que papá está como… ¡un oso con el pie lastimado!

El niño escuchó a su madre decir que el problema también había comenzado a afectar la salud de su padre.  No estaba comiendo mucho y tenía unas ojeras profundas.  Etán oyó cómo mamá le decía a su papá que necesitaba dormir más.  El padre respondió en un tono brusco: “No sirve de nada que vaya a acostarme.  De todos modos no puedo dormir”.

Cada noche, para su devocional, Etán había estado leyendo el libro de Salmos.  Cuando llegó al Salmo 127, los dos primeros versículos parecían sobresalir de la página.  “Amado Dios”, oró el niño, “por favor, ayúdale a mi papá a confiar en Ti con sus problemas, para que pueda dormir”.

En la mitad de la noche, Etán se despertó.  Fue a tomar agua y vio una luz en el estudio de su padre.  En efecto, su papá estaba sentado con la cabeza en sus manos, mirando fijamente sus planos para el cableado.  El niño se acercó tímidamente.  “Papá, ¿puedo mostrarte un versículo que leí hoy?”, le preguntó.

El padre se frotó los ojos.  “Está bien”, aceptó.

Etán fue por su Biblia y leyó el versículo.  “Es inútil que te esfuerces tanto, desde temprano en la mañana hasta tarde en la noche, y te preocupes por conseguir alimento; porque Dios da descanso a sus amados”.

Papá reflexionó en las palabras y después estiró los brazos para abrazar a su hijo.  “Gracias, Etán.  Vamos a dormir, los dos”.

A la mañana siguiente, Etán no podía creer lo que oía.  ¡Su padre estaba silbando!  “Hijo, esta mañana encontré el error en mis planos”, le comentó papá.  “No sé por qué no lo vi antes.  Supongo que mi cerebro estaba demasiado confundido por la preocupación y la falta de sueño, cuando debí haber confiado en el Señor”.  El padre despeinó cariñosamente el cabello del niño.  “¿Sabías que el Salmo 127 también dice que los hijos son regalos de Dios?  Anoche me hiciste acuerdo de cuán grande es esa verdad”.  Etán sonrió y los dos se dirigieron a la mesa del desayuno”.  —  RAELENE E. PHILLIPS

NO TE PREOCUPES; CONFÍA EN DIOS

VERSÍCULO CLAVE: SALMO 127:2 (NTV)

ES INÚTIL QUE TE ESFUERCES TANTO, DESDE TEMPRANO EN LA MAÑANA HASTA TARDE EN LA NOCHE, TE PREOCUPES POR CONSEGUIR ALIMENTO; PORQUE DIOS DA DESCANSO A SUS AMADOS.

¿Te quedas despierto por la noche, con preocupación por las cosas, tal vez por un examen, por cambiarte de escuela o por cómo conseguirás dinero para ir al campamento?  La Biblia dice que no sirve de nada que no duermas y te preocupes, porque Dios promete cuidar de Sus hijos.  Él está obrando para que las cosas cooperen para tu bien, aun mientras duermes.  Confía en que Él te proveerá lo que necesites y duerme bien esta noche.

Clave de Hoy
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