Esperanza viva

Masiko salió corriendo al huergo que quedaba cruzando el camino.  El sol brillaba, abrigando su cabeza mientras corría.  La niña saludó con la mano a un majestuoso cobo, un tipo de antílope que abundaba en Uganda, que la miraba perezosamente por detrás de unos juncos.  Masiko recogió unas bananas y jacas para su madre, y luego corrió de regreso al otro lado del camino.

Fue demasiado tarde cuando la niña oyó la motocicleta.  El dolor se apoderó de la pierna de Masiko cuando cayó con fuerza en el suelo.  Un hombre saltó de la motocicleta y se apresuró para ayudarla.  La preocupación se dibujaba en las líneas de su frente.

Unas semanas después, Masiko seguía en el hospital.  El hueso de su pierna se había roto en varios lugares y el médico hablaba con su madre en voz baja sobre la cantidad de tiempo que le tomaría recuperarse.

Después que la mamá de Masiko se fue esa noche para cuidar de sus hermanos en casa, la enfermera Afya vino a revisarla.

—Eres una niña tan dulce —le dijo la enfermera—.  Siempre estás sonriendo aunque sé que tienes dolor —Afya acomodó la almohada de la pequeña—.  Masiko, ¿te molestaría si te hago una pregunta? —los ojos de la enfermera eran bondadosos—.  ¿Cómo puedes estar siempre tan llena de gozo?  Tu vida fue interrumpida por este lamentable accidente y tienes que pasar muchos días en esta cama y, sin embargo, sigues irradiando esperanza.

Masiko sonrió.

—Afya, ¿sabes lo que significa mi nombre?  ¡Esperanza!  Tengo esperanza a causa de Jesús.  Quiero mostrarte el versículo bíblico que leí en la mañana —la niña sacó su Biblia con tapa turquesa de debajo de la almohada y la abrió en el libro de Romanos—.  Aquí está: «Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él».  Dios es el que me da esperanza.  ¡Pase lo que pase, puede confiar en Dios porque Él entregó a Su Hijo, Jesús, a morir en la cruz por mí para que yo pueda tener vida eterna!  Soy Su hija y nunca me pasará nada que el Señor no conozca ya.  Él tiene un propósito para que yo esté en este hospital.  Tal vez no lo entiendo, pero Dios está conmigo, dándome consuelo y esperanza.

Los ojos de Afya brillaron.

—Masiko, por favor, cuéntame más acerca de este Dios de esperanza.

SAVANNAH COLEMAN

JESÚS NOS DA ESPERANZA

VERSÍCULO CLAVE: ROMANOS 15:13 (NIV)

QUE EL DIOS DE LA ESPERANZA LOS LLENE DE TODA ALEGRÍA Y PAZ A USTEDES QUE CREEN EN ÉL, PARA QUE REBOSEN DE ESPERANZA POR EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO.

¿Alguna vez les ha pasado a ti o a alguien que amas algo que les ha hecho perder la esperanza?  En Juan 16:33, Jesús nos dice que en este mundo tendremos problemas.  Sin embargo, si conocemos a Jesús, no estamos solos.  Dios nos da esperanza y consuelo a través del poder de Su Espíritu Santo.  Podemos tener confianza porque sabemos que Jesús nos ha prometido vida eterna y que cualquier sufrimiento que soportemos puede hacernos más parecidos a Él.

Clave de Hoy
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