Encárgate de tus asuntos celestiales
Josué se sentó en la mesa de arte e inmediatamente empezó a trabajar en la tarea de historia que su maestra le dio. Tomando el pegamento y las tijeras, se puso a dibujar figuras, luego las cortó y pegó en una cartulina para exponer su obra. En un papel había algunas preguntas que la maestra había escrito, las cuales Josué respondió mientras trabajaba en su proyecto. A duras penas se fijaba en los otros niños que también trabajaban en la mesa.
“Eso está chueco”, gritó el niño que estaba a su lado. Este se encontraba recostado en su silla, mientras observaba atentamente el trabajo de Josué. “Ese hombre no se ve bien ahí parado. Debería estar por acá”. El muchacho miró la hoja de Josué. “Y creo que respondiste mal la quinta pregunta. Tienes que explicar mejor la respuesta”.
Josué se dejó caer en su silla y cruzó los brazos.
“¿Qué pasó, Josué?”, preguntó la señora Gómez. “¿Por qué dejaste de trabajar en tu proyecto?”
“Porque no está bien hecho”, contestó Josué.
“¿Quién dice?”, inquirió la señora Gómez. Josué apuntó al niño que estaba a su lado. “Y tú, ¿por qué no estás trabajando en tu propia tarea?”, le preguntó al otro muchacho, haciendo un gesto para señalar el papel que tenía frente a él. “Parecería que tienes mucho que hacer y no te queda mucho tiempo”.
Mientras los niños seguían trabajando, la señora Gómez se volvió a Josué y comentó: “Esto me hace recordar el sermón que oímos la semana pasada”.
“¿Cómo así?”, preguntó Josué. La señora Gómez iba a la misma iglesia que él, pero no recordaba que el sermón fuera sobre los proyectos escolares.
“Bueno, en lugar de usar el poco tiempo que tenemos en la tierra para hacer lo que Dios desea, con frecuencia juzgamos a otros por lo que están haciendo. Jesús nos salvó del pecado para que podamos ser Suyos y demostrar Su amor a los demás, pero a veces cambiamos nuestro enfoque y nos fijamos en los defectos de los demás. Como hijos de Dios, siempre debemos encargarnos de nuestros propios asuntos celestiales, es decir, de construir Su Reino y de mostrar a los demás Su amor, sin malgastar nuestras horas observando a los demás”.
Josué puso los toques finales en su obra de arte y sonrió ampliamente a su maestra. “¡Mire!”, exclamó.
La señora Gómez sonrió. “Bien hecho”. — BETH ANNE INGRAM
NO JUZGUES A LOS DEMÁS
VERSÍCULO CLAVE: MATEO 5:16
ASÍ BRILLE LA LUZ DE USTEDES DELANTE DE LOS HOMBRES, PARA QUE VEAN SUS BUENAS ACCIONES Y GLORIFIQUEN A SU PADRE QUE ESTÁ EN LOS CIELOS.
¿Estás aprendiendo todo lo que puedas acerca de Jesús y ayudando a que otros también lo conozcan? ¿O pasas tu tiempo fijándote en los defectos de los demás? Todos somos culpables de pecar, esa es la razón porque Jesús murió y resucitó; por eso nos salvó. En lugar de fijarnos en las fallas de los demás, confía en que Dios te ayudará a cumplir Su voluntad para tu vida en la tierra. Edifica Su reino al extender las Buenas Nuevas de Jesús, así como Su amor y Su perdón.
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