Empezando a volar

—¡Deja mis cosas en paz! —gritó Elías a su hermano menor—. ¡Sal de mi habitación ahora mismo!

La madre de los niños se apuró para ver qué pasaba. Cuando llegó a la habitación de Elías, el pequeño Luciano de cinco años salió corriendo, con los ojos llenos de lágrimas.

—¡Elías! ¿Cuál es el problema? —preguntó mamá mientras se sentaba en la cama.

Los ojos del niño ardían de enojo.

—Luciano sabe que no debe tocar ninguna de las cosas que están en mi escritorio, ¡pero lo encontré jugando con mi dinosaurio de arcilla! ¡Pudo haberlo roto!

—Tranquilízate —le dijo su madre—. Conversaré con tu hermanito.

—Bueno, ¡más le vale que no vuelva a tocar nada de lo que hay en mi escritorio nunca más! —exclamó Elías.

Mamá escuchó mientras el niño seguía descargando su enojo. Se sentó en silencio por un momento cuando él terminó.

—¿Recuerdas esa mariposa de colores que vimos hoy temprano? —preguntó su madre—. Hablamos sobre el gran cambio que tiene lugar mientras las mariposas están en una crisálida. ¿Crees que alguna vez traten de volver a meterse en una de esas cosas?

—Por supuesto que no —contestó Elías—. ¿Por qué estamos hablando de mariposas?

—Estaba pensando en cuánto has cambiado desde que confiaste en Jesús hace unos meses. Es claro que Él ha estado trabajando en tu corazón y ayudándote a seguirlo y a amar a otros. Puede que no te hayas dado cuenta, pero te has vuelto más obediente, más paciente y respetuoso —declaró mamá en voz calmada. Elías se quedó mirando fijamente el piso mientras su madre continuó—. Ver tu cambio es un poco parecido a cómo una mariposa emerge de su crisálida y comienza a volar —la madre hizo una pausa—. Dios no quiere que las mariposas regresen a su viejo hogar, ni que tú regreses a tus actitudes pasadas.

—Parece que esta tarde no he volado muy bien —admitió Elías—. ¡Pero Luciano no debería jugar con las cosas de mi escritorio!

—Eso es verdad —afirmó mamá—. Pero ¿no crees que hay una mejor manera de enseñarle?

Elías suspiró.

—¿Quieres decir sin gritar ni decirle cosas feas? —mamá asintió—. Creo que no debí haberme enojado así —confesó Elías. El niño hizo una pausa y luego se le iluminó la cara—. Voy a buscar a Luciano. Y no te preocupes, mamá. Esta vez no le voy a gritar.

LINDA AVALLONE

JESÚS TE HACE UNA PERSONA NUEVA

VERSÍCULO CLAVE: 2 CORINTIOS 5:17

SI ALGUNO ESTÁ EN CRISTO… LAS COSAS VIEJAS PASARON, AHORA HAN SIDO HECHAS NUEVAS.

¿Sabías que, cuando confías en Jesús, Él te cambia? El Señor te convierte en una persona nueva al momento en que pones tu confianza en Él, y sigue trabajando en tu corazón a lo largo de tu vida. Eso no significa que al instante serás totalmente diferente o que nunca harás nada malo, pero sí significa que Dios te ayudará a ser más y más como Jesús cada día. Los cambios tal vez te parezcan lentos, pero las personas que están a tu alrededor seguramente verán cómo Dios trabaja en tu vida. No regreses a los viejos hábitos pecaminosos. ¡Trata de volar con tus nuevas alas!

Clave de Hoy
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