El sendero
—Papá, ¿podemos andar por ese sendero? —preguntó Anya, apuntando un camino que estaba a pocos metros de su campamento—. El letrero dice que es una caminata de media hora.
—Por mí está bien, si a tu madre no le molesta esperar con Alex por media hora —contestó su padre.
Mamá rio.
—¡Vayan! Alex está dormido como piedra y tengo un buen libro para leer.
Anya y su papá empezaron su caminata, conversando mientras avanzaban.
—Papá, creo que tengo un problema con mi amiga Mika —comentó la niña—. A veces es muy amable e incluso me pregunta por qué voy a la iglesia y por qué creo en Jesús. Otras veces actúa como si no me conociera. El otro día, ella y otros niños se rieron cuando un chico de mi clase se burló de mí porque soy cristiana. A veces me pregunto si sirve de algo tratar de contar a las personas sobre Jesús.
—Lo sé, hija —dijo su padre con empatía—. Solo recuerda que no siempre tenemos la oportunidad de ver los resultados de nuestros esfuerzos. Pero Dios promete que la verdad de Su Palabra siempre logrará lo que Él quiere hacer, así que no te des por vencida y sigue contando a otros las Buenas Nuevas de Jesús.
Mientras avanzaban, el camino se hacía más difícil. Subieron colinas, pelearon con ramas, mataron insectos y tropezaron con rocas. Después de un rato, Anya se detuvo a descansar.
—¿Estás cansada? —preguntó papá al sentarse junto a su hija en un tronco caído.
Anya asintió.
—No creí que tuviéramos que pasar por tantas pequeñas colinas y valles en este sendero.
—¿Quieres rendirte? —preguntó su padre.
Anya negó con vehemencia.
—¡No! ¡No somos personas que se dan por vencidas!
—¿Sabes, hija? El caminar cristiano se parece un poco a este sendero. A veces parece fácil. Otras veces hay lugares difíciles para cruzar. La vida tiene muchos altibajos, colinas y valles, como dijiste. A veces nos sentimos agotados y desanimados mientras caminamos con Jesús por la vida, y puede ser muy tentador detenernos y rendirnos. Pero la Biblia nos dice que corramos con paciencia, porque sabemos que Jesús está con nosotros y nos ayudará a terminar nuestra travesía.
Con una sonrisa, Anya se puso de pie.
—No te preocupes, papá. No voy a darme por vencida en mi vida cristiana ni en esta caminata. ¡Sigamos!
VICKI L. REINHARDT
NO TE RINDAS
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 12:1
CORRAMOS CON PACIENCIA LA CARRERA QUE TENEMOS POR DELANTE.
¿Alguna vez has sentido agotamiento o desánimo en tu caminar cristiano? ¿Has experimentado decepciones? ¿Se han burlado de ti a causa de tus creencias? ¿Te has preguntado si tus esfuerzos para servir a Dios están logrando algo? Recuerda que tu caminar cristiano tiene altos y bajos. ¡No te des por vencido! Sigue adelante, porque sabes que Jesús está contigo y te dará fuerzas. Confía en que Él te ayudará a terminar la travesía y usará tu ejemplo para lograr Sus propósitos.
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