El ratón que murió dos veces
“Abuelito, ¿puedes contarme otra historia de África, por favor?”, preguntó Alicia.
Su abuelo sonrió al pensar en su infancia como hijo de misioneros en el Congo. “¿Alguna vez te conté sobre el ratón que murió dos veces?”
“No”, contestó la niña, corriéndose para sentarse más cerca de su abuelo en el columpio.
“Bueno, una noche, una misionera regresaba caminando a la casa por la selva africana con su gatito cuando vio algo que parecía una rama bloqueando su camino. Al acercar su linterna, se espantó al ver que era una serpiente. Gritó para pedir ayuda y un hombre con un enorme machete vino rápidamente a rescatarla, partiendo a la serpiente en dos. Para su sorpresa, un ratón vivo salió corriendo del interior de la serpiente muerta. Antes que alguno de los dos pudiera decir una palabra, el gato de la misionera saltó encima del ratón, matándolo rápidamente. Así que ese ratoncito murió dos veces en un día: primero se lo comió la serpiente y luego lo mató un gato”.
“¡Oh, pobre ratón!”, exclamó tristemente Alicia, frunciendo el ceño. “Pero, abuelo, el ratón no murió realmente las dos veces. Sobrevivió al ser comido por la serpiente, pero luego el gato lo mató”.
“Tienes razón”, admitió el abuelo. “Pero, aun así, en la aldea se lo llegó a conocer como el ratón que murió dos veces. De cierto modo, la gente puede ser como ese ratoncito. Cada uno de nosotros morirá una vez al final de nuestras vidas en la tierra, pero Jesús hizo posible que vivamos a pesar de que nuestros cuerpos mueran. Él da vida eterna a aquellos que confían en Él para salvarlos del pecado. Pero si rechazamos su regalo de la salvación, moriremos dos veces: una vez aquí en la tierra y luego nuevamente en una segunda muerte espiritual que nos separará de Dios por toda la eternidad. A pesar de que nuestros cuerpos mueren en la tierra, no tenemos que morir dos veces. Podemos confiar en Jesús y tener vida eterna con Él”.
“¡No quiero morir dos veces!”, aseguró Alicia.
“Sé que has oído la historia de Jesús muchas veces, hijita”, indicó el anciano con delicadeza. “Pero ¿has confiado en Él como tu Salvador?”
“No, todavía no”, señaló Alicia, mirando a su abuelo. “Pero estoy lista para hacerlo”.
“Entonces, ¿qué te parece si oramos juntos?”, le preguntó el abuelo. Alicia asintió y ambos inclinaron juntos sus cabezas. — KAREN MCMILLAN
NO TIENES QUE MORIR DOS VECES
VERSÍCULO CLAVE: HEBREOS 9:27 (NTV)
CADA PERSONA ESTÁ DESTINADA A MORIR UNA SOLA VEZ Y DESPUÉS VENDRÁ EL JUICIO.
¿Has confiado en Jesús como tu Salvador? Él murió en la cruz por tus pecados y resucitó para que puedas tener salvación y vida eterna. Todos enfrentaremos la vida una vez en este mundo, pero no tienes que morir dos veces. ¡Confía hoy mismo en Jesús y comienza una vida con Él que durará para siempre! (Haz clic aquí para que leas acerca de las Buenas Nuevas que Dios tiene para ti).
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